Vale....


Pero yo voy a lo más hondo: aunque todo se trate de una farsa ridícula, en la que, hoy por hoy, es imposible que Cataluña se separe del resto de España, el odio se sigue incubando en cada generación. Al final, el pragmatismo de los abuelos será superado por el odio de los nietos, y la separación se hará efecto. De forma traumática y violenta. Espero estar muerto para entonces (vosotros dos lo estaréis ya, porque sois más viejos que yo, jojojo )