[EL DIOS EMOTIVO, comentario 163]
Cuando una persona es egoísta, no podría vivir al lado de una homocopia suya de manera pacífica; pues al poco tiempo se producirían altercados y comportamientos beligerantes. Es lo que suele ocurrir cuando dos personas egoístas comparten el mismo entorno. Y ahora podemos imaginar a Caín conviviendo con una homocopia suya, ambas queriendo arrogarse el protagonismo de ser el “libertador” de la humanidad caída. Como la motivación es egoísta, muy egoísta, se comprende que ninguno cedería a su “gemelo” la supremacía absoluta, entre otras cosas porque ninguno se fiaría del otro (con toda la razón, evidentemente).