[EL DIOS EMOTIVO, comentario 156]
Hay pensadores que han llegado a la conclusión de que la única manera de cohesionar a la humanidad en un estado de paz permanente es uniformando exhaustiva y mentalmente a todos los individuos para que éstos, alienados como las hormigas en un hormiguero, sean incapaces de adoptar criterios existenciales que contravengan al paradigma grupal u oficial. Sería una especie de robotización de la masa humana, o una eliminación de toda iniciativa o libertad mental individual. Pero estas ideas están en conflicto con la manera en que, según el Génesis, fue realizada la creación divina sobre este planeta: una variedad innumerable de seres vivientes, en armonía entre sí; y no una unificación monocromática inflexible, o una monotonía dinámica para todos los organismos vivos en el interés de evitar descarrilamientos a priori.