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Tema: "Y la Palabra era Dios"

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  1. #1
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    Porque tanto Jesús como Jehová utilizaron la expresión “yo soy”, los trinitarios alegan que eso hace que Jesús y Jehová sean un mismo Dios.

    Si cierto título o frase descriptiva se halla en más de un lugar en las Escrituras, nunca se debería concluir apresuradamente que siempre se refiere a la misma persona.

    Tal razonamiento nos llevaría a concluir que Nabucodonosor fue Jesucristo, porque a ambos se llama “rey de reyes” (Dan. 2:37; Rev. 17:14); ''

    y que los discípulos de Jesús de hecho fueron Jesucristo, porque a él y a ellos se llama “la luz del mundo” (Mat. 5:14; Juan 8:12).

    Siempre debemos considerar el contexto y cualesquier otros casos en que aparezca la misma expresión en la Biblia.

  2. #2
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    Afirman la watchtower, Kimo y compañía, que "La Biblia manifiesta que Jehová es el nombre del único Dios verdadero (Is., 42:8). Pero que los hombres empujaron este nombre a un lado. Lo llaman Dios o el Señor, .como si fuera nada más que un Dios sin nombre". ("De Paraíso perdido..." c. 20 n. 16 y c. 1 n. 2).
    A esta afirmación, los cristianos les contestamos: más bien que afirmar que Jehová es el nombre de Dios, más exacto sería afirmar que Jehová es un nombre de Dios.
    Pero hay algo más importante que observar, y es que Dios no se llama Jehová sino "YAVÉ". Y lo pruebo. Consulté al Dr. P. Fr. Benito de Rosario, Profesor de Biblia, sobre la cuestión del nombre santo de Dios, y me contestó:
    Entre los hebreos se usaba el Tetragrama "Yavé", en oposición a los nombres comunes de Dios "Eloim" y "Adonai".
    El nombre "YAVÉ" lo reveló Dios a Moisés (Ex: 3:14). En la Biblia 'hebraica se halla 6123 veces. Por respeto a este nombre, en lugar de Yavé, en público se decía "Eloim" (la Divinidad), o también "Adonai" (Señor mío). En privado se decía "Ascem" (el Nombre por excelencia).
    Cuando tiempo después los Masoretas introdujeron las vocales, debajo del Tetragrama "Yavé", colocaban las vocales de "Adonai" (en origen Edona), es decir, colocaban las vocales E O A, para advertir que se debía leer "Adonai" y no pronunciar el nombre propio "Yavé".
    La pronunciación "Jehová" está excluida por la intención de los Masoretas; quienes pusieron las vocales E O A para que se leyera "Edona" (Adonai).
    La dicción genuina, según documentos antiguos y declaración de los Rabinos es "Yavé".

    Los “sabios” entre los Testigos de Jehová están cada vez más convencidos de que el verdadero nombre de Dios es Yavé, no Jehová, y creo que ya no se atreverán más a tratar este punto cuando disputen con personas competentes. Ya lo reconoce el libro "Dios sea Veraz" pág. 22. En la disputa que sostuve el 5 de junio de 1961 con un Testigo de Jehová, cuando le hice notar que el verdadero nombre de Dios es Yavé y no Jehová, él no negó que la observación fuera cierta, sino que, usando un argumento ad hominem, me contestó que si fuera así, nosotros tendríamos que decir "Joshuá", y no Jesús, al nombrar a Jesucristo.
    Esta observación no es exacta, pues nosotros pronunciamos el nombre de Jesús traducido al español, mientras que los Testigos de Jehová pretenden pronunciar el nombre de Dios en hebreo. En esta lengua Dios es llamado con muchos nombres, entre los cuales está Yavé. No es Dios que se llamó a Sí mismo Jehová, sino que son los Masoretas que, por respeto al nombre de Dios así le llamaron; o mejor dicho, cambiaron Yavé en Jehová.
    Puesto que este error es evidente y conocido por los sabios bíblicos, sean Testigos de Jehová, hebreos o cristianos, pronto los Testigos de Jehová, que ya se llamaron "estudiantes de la Biblia", tendrán que llamarse "Testigos de Yavé".
    Con todo, hay que convenir que éste no es un error sustancial, aunque sea un verdadero error.

    Después de esta aclaración, de la cual doy las gracias al P: Benito, vamos a tratar el punto sólido de la cuestión.

    (Artículo tomado y adaptado de Catholic.net)

  3. #3
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    Cita Iniciado por caminante275 Ver Mensaje
    Afirman la watchtower, Kimo y compañía, que "La Biblia manifiesta que Jehová es el nombre del único Dios verdadero (Is., 42:8). Pero que los hombres empujaron este nombre a un lado. Lo llaman Dios o el Señor, .como si fuera nada más que un Dios sin nombre". ("De Paraíso perdido..." c. 20 n. 16 y c. 1 n. 2).
    A esta afirmación, los cristianos les contestamos: más bien que afirmar que Jehová es el nombre de Dios, más exacto sería afirmar que Jehová es un nombre de Dios.
    Pero hay algo más importante que observar, y es que Dios no se llama Jehová sino "YAVÉ". Y lo pruebo. Consulté al Dr. P. Fr. Benito de Rosario, Profesor de Biblia, sobre la cuestión del nombre santo de Dios, y me contestó:
    Entre los hebreos se usaba el Tetragrama "Yavé", en oposición a los nombres comunes de Dios "Eloim" y "Adonai".
    El nombre "YAVÉ" lo reveló Dios a Moisés (Ex: 3:14). En la Biblia 'hebraica se halla 6123 veces. Por respeto a este nombre, en lugar de Yavé, en público se decía "Eloim" (la Divinidad), o también "Adonai" (Señor mío). En privado se decía "Ascem" (el Nombre por excelencia).
    Cuando tiempo después los Masoretas introdujeron las vocales, debajo del Tetragrama "Yavé", colocaban las vocales de "Adonai" (en origen Edona), es decir, colocaban las vocales E O A, para advertir que se debía leer "Adonai" y no pronunciar el nombre propio "Yavé".
    La pronunciación "Jehová" está excluida por la intención de los Masoretas; quienes pusieron las vocales E O A para que se leyera "Edona" (Adonai).
    La dicción genuina, según documentos antiguos y declaración de los Rabinos es "Yavé".

    Los “sabios” entre los Testigos de Jehová están cada vez más convencidos de que el verdadero nombre de Dios es Yavé, no Jehová, y creo que ya no se atreverán más a tratar este punto cuando disputen con personas competentes. Ya lo reconoce el libro "Dios sea Veraz" pág. 22. En la disputa que sostuve el 5 de junio de 1961 con un Testigo de Jehová, cuando le hice notar que el verdadero nombre de Dios es Yavé y no Jehová, él no negó que la observación fuera cierta, sino que, usando un argumento ad hominem, me contestó que si fuera así, nosotros tendríamos que decir "Joshuá", y no Jesús, al nombrar a Jesucristo.
    Esta observación no es exacta, pues nosotros pronunciamos el nombre de Jesús traducido al español, mientras que los Testigos de Jehová pretenden pronunciar el nombre de Dios en hebreo. En esta lengua Dios es llamado con muchos nombres, entre los cuales está Yavé. No es Dios que se llamó a Sí mismo Jehová, sino que son los Masoretas que, por respeto al nombre de Dios así le llamaron; o mejor dicho, cambiaron Yavé en Jehová.
    Puesto que este error es evidente y conocido por los sabios bíblicos, sean Testigos de Jehová, hebreos o cristianos, pronto los Testigos de Jehová, que ya se llamaron "estudiantes de la Biblia", tendrán que llamarse "Testigos de Yavé".
    Con todo, hay que convenir que éste no es un error sustancial, aunque sea un verdadero error.

    Después de esta aclaración, de la cual doy las gracias al P: Benito, vamos a tratar el punto sólido de la cuestión.

    (Artículo tomado y adaptado de Catholic.net)
    No hay problema llamara Dios Yave .
    De la Biblia, donde aparece unas 7.000 veces,
    aprendemos el nombre de Dios.

    Por ejemplo, en la Versión Valera (1934) el Salmo 83:18 dice:
    “Conozcan que tu nombre es Jehová;
    tú solo Altísimo sobre toda la tierra.”
    Además, el nombre de Dios se halla
    en la mayoría de las Biblias en Revelación (Apocalipsis) 19:1-6
    como parte de la expresión “aleluya.”
    Esto significa “alabad a Yah,” y Yah es una forma abreviada de Jehová (o Yahvé, como también se escribe el nombre).


    Hay quienes se sorprenden de ver el nombre de Dios en su Biblia.
    Esto suele deberse a que la Biblia de esas personas
    es una de las que rara vez usan el nombre de Dios,
    como sucede con frecuencia en versiones en inglés.
    La Versión Autorizada, en inglés, por ejemplo,
    usa el nombre “Jehovah” por sí solo únicamente en
    Exodo 6:3, Salmo 83:18 e Isaías 12:2 y 26:4.
    Sin embargo, cuando en esta Biblia
    se traduce con el título “Señor” o “Dios”
    el nombre de Dios,
    siempre se pone este título en letras mayúsculas,
    como “Señor” y “Dios,”
    lo que separa a este título
    de las palabras comunes “Señor” y “Dios.”
    Note esto en Salmo 110:1.

    Pero, ¿por qué,’ quizás pregunte usted, ‘no se usa el nombre de Dios en todo lugar donde aparece en el texto bíblico original? ¿Por qué se usan los títulos Señor y Dios en su lugar?’ En su prefacio, otra versión en inglés, la American Standard Version, explica por qué usa el nombre de Dios, en su forma Jehovah, y a qué se debe el que por mucho tiempo no se usara ese nombre: “Los Revisadores de la Americana, después de consideración cuidadosa, llegaron a la convicción unánime de que una superstición judía, que consideraba al Nombre Divino como demasiado sagrado para expresarlo, ya no debe dominar en la versión en inglés ni en ninguna otra . . . Este nombre personal, con su caudal de asociaciones sagradas, se restaura ahora al lugar a que tiene derecho indisputable en el texto sagrado.” Sí, hombres que tradujeron esa Biblia al inglés pensaron que las razones por las cuales el nombre de Dios había sido dejado fuera no eran buenas. De modo que lo pusieron de nuevo en la Biblia en los lugares donde debería estar.


    Por ejemplo, el nombre de Jesús se pronuncia “Yeshua” en hebreo.
    De manera similar, es propio usar el nombre de Dios,
    que se revela en la Biblia,
    sea que lo pronunciemos “Yahweh,” “Ya[h]vé[h],” “Jehová[h],” o de alguna otra manera que sea común en nuestro lenguaje.

    Lo que es incorrecto es no usar ese nombre.
    ¿Por qué? Porque los que no lo usan
    no podrían ser identificados con aquellos
    a quienes Dios saca para que sean “un pueblo para su nombre.”
    (Hechos 15:14)
    No solo debemos conocer el nombre de Dios,
    sino también honrarlo y alabarlo ante otros,
    como hizo Jesús cuando estuvo en la Tierra.—Mateo 6:9; Juan 17:6, 26.

  4. #4
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    Predeterminado

    [QUOTE=KIMO;1695025417]No hay problema llamara Dios Yave .
    (Pues empieza por llamarte "testigo de Yahvé")
    De la Biblia, donde aparece unas 7.000 veces,
    aprendemos el nombre de Dios.

    Por ejemplo, en la Versión Valera (1934) el Salmo 83:18 dice:
    “Conozcan que tu nombre es Jehová;
    tú solo Altísimo sobre toda la tierra.”
    Además, el nombre de Dios se halla
    en la mayoría de las Biblias en Revelación (Apocalipsis) 19:1-6
    como parte de la expresión “aleluya.”
    Esto significa “alabad a Yah,” y Yah es una forma abreviada de Jehová (o Yahvé, como también se escribe el nombre).
    (Que necedad, que no es jehová, en ningun escrito original del AT, aparece tal nombre)


    Hay quienes se sorprenden de ver el nombre de Dios en su Biblia.
    Esto suele deberse a que la Biblia de esas personas
    es una de las que rara vez usan el nombre de Dios,
    como sucede con frecuencia en versiones en inglés.
    La Versión Autorizada, en inglés, por ejemplo,
    usa el nombre “Jehovah” por sí solo únicamente en
    Exodo 6:3, Salmo 83:18 e Isaías 12:2 y 26:4.
    Sin embargo, cuando en esta Biblia
    se traduce con el título “Señor” o “Dios”
    el nombre de Dios,
    siempre se pone este título en letras mayúsculas,
    como “Señor” y “Dios,”
    lo que separa a este título
    de las palabras comunes “Señor” y “Dios.”
    Note esto en Salmo 110:1.
    (Estas son invenciones salidas de una mala interpretación de la massora, jehová podra estar en todas las versiones protestantes. pero ese no es el nombre de Dios, es una invención humana)

    Pero, ¿por qué,’ quizás pregunte usted, ‘no se usa el nombre de Dios en todo lugar donde aparece en el texto bíblico original? ¿Por qué se usan los títulos Señor y Dios en su lugar?’ En su prefacio, otra versión en inglés, la American Standard Version, explica por qué usa el nombre de Dios, en su forma Jehovah, y a qué se debe el que por mucho tiempo no se usara ese nombre: “Los Revisadores de la Americana, después de consideración cuidadosa, llegaron a la convicción unánime de que una superstición judía, que consideraba al Nombre Divino como demasiado sagrado para expresarlo, ya no debe dominar en la versión en inglés ni en ninguna otra . . . Este nombre personal, con su caudal de asociaciones sagradas, se restaura ahora al lugar a que tiene derecho indisputable en el texto sagrado.” Sí, hombres que tradujeron esa Biblia al inglés pensaron que las razones por las cuales el nombre de Dios había sido dejado fuera no eran buenas. De modo que lo pusieron de nuevo en la Biblia en los lugares donde debería estar.


    Por ejemplo, el nombre de Jesús se pronuncia “Yeshua” en hebreo.
    De manera similar, es propio usar el nombre de Dios,
    que se revela en la Biblia,
    sea que lo pronunciemos “Yahweh,” “Ya[h]vé[h],” “Jehová[h],” o de alguna otra manera que sea común en nuestro lenguaje.

    Lo que es incorrecto es no usar ese nombre.
    ¿Por qué? Porque los que no lo usan
    no podrían ser identificados con aquellos
    a quienes Dios saca para que sean “un pueblo para su nombre.”
    (Hechos 15:14)
    No solo debemos conocer el nombre de Dios,
    sino también honrarlo y alabarlo ante otros,
    como hizo Jesús cuando estuvo en la Tierra.—Mateo 6:9; Juan 17:6, 26.
    "Señor, toma este corazón de piedra, y dame un corazón de hombre: un corazón que te ame, un corazón que se alegre en ti, que te imite y que te complazca."

  5. #5
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    Predeterminado "Y la Palabra era Dios" una mala traducción...

    La traducción correcta de Juan 1:1

    "En el principio la Palabra era, y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era un dios." (Juan 1:1 NM)

    La Reina Valera 2011 traduce literalmente el texto:

    En el principio [ya] era la Palabra, y [aquel que es] la Palabra era con el Dios, y la Palabra era Dios. (Jua 1:1 NRV2000)

    Note que el primer "Dios" está precedido por el artículo definido "el". "el Dios" identifica a Jehová "el Dios" Todopoderoso. Mientras que el segundo "Dios" no está precedido por el artículo definido, esto lo hace ser alguien parecido a "el Dios" con quien estaba.

    No son lo mismo.


  6. #6
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    Predeterminado

    Traigo a la vista de los señores testigos de jehová, pruebas contundentes a favor de la divinidad de Cristo, ya sabemos que la watchtower les ha cerraso los ojos y oídos para no aceptarlo, pero veamos como objetan estos argumentos de un reconocido intelectual biblista.

    Concordancia de Strong

    Eimi: Yo existo, soy
    Palabra original: εἰμί
    Parte del discurso: Verbo
    Transliteración: eimi
    Ortografía fonética: (i-mee ')
    Definición corta: Yo soy, existe
    Definición: Yo soy, existe.

    AYUDA a los estudios de la palabra

    1510 eimí (el verbo griego básico que expresa el ser , es decir, " ser ") - am , is . 1510 ( eimí ), y sus contrapartes, ( propiamente ) transmiten ser "directo" ( existencia , es decir, sin límites explícitos ).

    1510 / eimí ("es, am") - en el tiempo presente , indicativo del estado de ánimo - puede ser temporal ("omnitemporal", como el hebreo imperfecto). Sólo el contexto indica si el tiempo presente también tiene implicaciones "intemporales". Por ejemplo, 1510 ( eimí ) se usa acertadamente en el gran " Yo soy " de Cristo ( ego eimi ...) que también incluye Su eternidad ( vida auto- existente ) como nuestra vida , pan , luz , etc. 34, 8:58, etc.

    Ejemplo : Jn 14: 6: " Yo soy ( 1510 / eimí ) el camino, la verdad y la vida". Aquí el 1510 ( eimí ) concuerda naturalmente con el hecho de que Cristo es eterno : "Yo soy ( era , será )". El " Yo soy la fórmula (Gk egō eimi )" se refiere al único nombre de Dios , " Yahvé " (OT / 3068, "the señor "), Que significa " El que siempre fue, es y será ". Compare Jn 8:58 con Ex 3:14 Véase también Apocalipsis 4: 8 y 2962 / kýrios (" Señor ").
    "Señor, toma este corazón de piedra, y dame un corazón de hombre: un corazón que te ame, un corazón que se alegre en ti, que te imite y que te complazca."

  7. #7
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    Predeterminado

    Cita Iniciado por agnostico100 Ver Mensaje
    Traigo a la vista de los señores testigos de jehová, pruebas contundentes a favor de la divinidad de Cristo,
    Jesucristo sí es divino, pero no es Dios, ni es igual a su Dios y Padre Jehová.

    Desde el cielo, el glorificado y divino Señor Jesucristo llama cuatro veces "mi Dios" a su Padre Jehová.

    (Revelación 3:12) ”’Al que venza... lo haré columna en el templo de mi Dios, y ya no saldrá [de este] nunca, y sobre él escribiré el nombre de mi Dios y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén que desciende del cielo desde mi Dios, y ese nuevo nombre mío.

  8. #8
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    Cita Iniciado por KIMO Ver Mensaje
    Porque tanto Jesús como Jehová utilizaron la expresión “yo soy”, los trinitarios alegan que eso hace que Jesús y Jehová sean un mismo Dios.

    Si cierto título o frase descriptiva se halla en más de un lugar en las Escrituras, nunca se debería concluir apresuradamente que siempre se refiere a la misma persona.

    Tal razonamiento nos llevaría a concluir que Nabucodonosor fue Jesucristo, porque a ambos se llama “rey de reyes” (Dan. 2:37; Rev. 17:14); ''

    y que los discípulos de Jesús de hecho fueron Jesucristo, porque a él y a ellos se llama “la luz del mundo” (Mat. 5:14; Juan 8:12).

    Siempre debemos considerar el contexto y cualesquier otros casos en que aparezca la misma expresión en la Biblia.
    pues nop

    Todo lo que respecta a los babilónios es distinto a los judíos incluyendo la religion
    Última edición por Setho333; 19-ene.-2017 a las 10:30 Razón: corregir babilonios

  9. #9
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    Predeterminado

    Dice Caravias: [""La fe en la divinidad de Jesús es precisamente la que nos ha llevado a querer conocer más profundamente su humanidad. Si Jesús no fuera Dios, no pasaría de ser un personaje histórico respetable, pero nada más. Pero el hecho de que aquel hombre extraordinario esté hoy vivo, resucitado y resucitándonos, es algo que nos toca en lo más íntimo de nuestro ser y nos llena de esperanzas. ¡Aquel íntimo de Dios es el mismo Dios hecho hombre! Esta verdad llenó de gozo a las primeras comunidades cristianas, gozo que hemos de tener también todos sus seguidores"".

    El Nuevo Testamento contiene la fe profesada por los apóstoles. Detrás de ellos la reflexión de la Iglesia sobre Cristo continúa, especialmente a través de los que hoy llamamos los Santos Padres. A la reflexión sobre lo que Jesús hizo, sigue una profunda meditación acerca de quién es Jesucristo. Al encontrarse la revelación con las distintas culturas entre las que se difunde el cristianismo, en seguida se manifiestan opiniones diferentes acerca de Jesucristo. Entonces la Iglesia se ve obligada a tomar posición ante las tendencias erróneas.

    Los errores contra los que tiene que luchar la fe de la Iglesia provienen o de la negación de la divinidad de Jesús o de la negación de su humanidad; unos dicen que Jesús no es Dios y otros afirman que no es verdadero hombre. Otra serie de errores vienen de la mala comprensión de la unión entre estas dos maneras de ser de Jesús, la humana y la divina. Entre uno y otro extremo ha habido cantidad de opiniones.

    Desde los siglos IV al IX la Iglesia en diversos Concilios Ecuménicos va creciendo en la comprensión y en la formulación clara y concreta de la fe cristiana en el misterio de Cristo.

    La lectura de la Escritura lleva a la Iglesia a descubrir nuevos e importantes aspectos del misterio de Cristo. La defensa de la fe contra los errores obliga a reformular lo que es necesario creer y lo que es accesorio. El encuentro con nuevas formas de pensar (la griega, la romana, la germana), lleva a la necesidad de explicar el misterio de Cristo en nuevas culturas, y hacer frente a nuevas preguntas. Con todo ello se fue ampliando cada vez más la visión sobre Jesucristo.

    De forma muy reducida podemos decir que la Iglesia cree y profesa en Jesucristo:

    - Una persona única, la del Hijo, Palabra de Dios.

    - Dos naturalezas: la divina que lo hace igual y "consubstancial" al Padre y al Espíritu Santo; y la humana, que lo hace igual y "con-substancial" a María su madre, y a todos los hombres.

    El año 325, en el Concilio de Nicea, los obispos reunidos lo dijeron así: "Jesús es Hijo de Dios, Dios de Dios, luz de luz, Dios verdadero del Dios verdadero, nacido, no creado, de la misma substancia del Padre". Y en el año 451, el Concilio de Calcedonia dijo: "Uno y el mismo Hijo nuestro Señor Jesucristo es perfecto en la divinidad y perfecto en la humanidad, verdaderamente Dios y verdaderamente hombre".

    La verdad fundamental, pues, es que Jesús es verdadero hombre y verdadero Dios, total y al mismo tiempo. El hablar correcto a partir de Jesús debe ser de tal manera que no se dé ni de más a Dios ni de más al hombre; ni disminuya al hombre, ni disminuya a Dios.

    La piedad popular tiende a acentuar la naturaleza divina de Jesús, dejando a un lado la realidad histórica de su humanidad. A veces "los suyos" no le quieren recibir como él quiso presentarse, como hombre, hermano y partícipe de nuestra vida sufriente y frágil.

    En cambio, otros grupos, que se creen "concientizados", a veces acentúan tanto la parte humana de Jesús, que olvidan la realidad de su divinidad y todo lo que ella significa.

    Siempre hay que estar haciendo esfuerzos por unir los dos extremos, por escandaloso que resulte: Jesús es verdadero Dios y verdadero hombre. Y por ello es necesario encontrar hoy expresiones y palabras que respondan a la cultura de nuestro tiempo.

  10. #10
    Fecha de Ingreso
    27-marzo-2016
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    1.017

    Predeterminado

    Cita Iniciado por caminante275 Ver Mensaje
    Dice Caravias: [""La fe en la divinidad de Jesús es precisamente la que nos ha llevado a querer conocer más profundamente su humanidad. Si Jesús no fuera Dios, no pasaría de ser un personaje histórico respetable, pero nada más. Pero el hecho de que aquel hombre extraordinario esté hoy vivo, resucitado y resucitándonos, es algo que nos toca en lo más íntimo de nuestro ser y nos llena de esperanzas. ¡Aquel íntimo de Dios es el mismo Dios hecho hombre! Esta verdad llenó de gozo a las primeras comunidades cristianas, gozo que hemos de tener también todos sus seguidores"".

    El Nuevo Testamento contiene la fe profesada por los apóstoles. Detrás de ellos la reflexión de la Iglesia sobre Cristo continúa, especialmente a través de los que hoy llamamos los Santos Padres. A la reflexión sobre lo que Jesús hizo, sigue una profunda meditación acerca de quién es Jesucristo. Al encontrarse la revelación con las distintas culturas entre las que se difunde el cristianismo, en seguida se manifiestan opiniones diferentes acerca de Jesucristo. Entonces la Iglesia se ve obligada a tomar posición ante las tendencias erróneas.

    Los errores contra los que tiene que luchar la fe de la Iglesia provienen o de la negación de la divinidad de Jesús o de la negación de su humanidad; unos dicen que Jesús no es Dios y otros afirman que no es verdadero hombre. Otra serie de errores vienen de la mala comprensión de la unión entre estas dos maneras de ser de Jesús, la humana y la divina. Entre uno y otro extremo ha habido cantidad de opiniones.

    Desde los siglos IV al IX la Iglesia en diversos Concilios Ecuménicos va creciendo en la comprensión y en la formulación clara y concreta de la fe cristiana en el misterio de Cristo.

    La lectura de la Escritura lleva a la Iglesia a descubrir nuevos e importantes aspectos del misterio de Cristo. La defensa de la fe contra los errores obliga a reformular lo que es necesario creer y lo que es accesorio. El encuentro con nuevas formas de pensar (la griega, la romana, la germana), lleva a la necesidad de explicar el misterio de Cristo en nuevas culturas, y hacer frente a nuevas preguntas. Con todo ello se fue ampliando cada vez más la visión sobre Jesucristo.

    De forma muy reducida podemos decir que la Iglesia cree y profesa en Jesucristo:

    - Una persona única, la del Hijo, Palabra de Dios.

    - Dos naturalezas: la divina que lo hace igual y "consubstancial" al Padre y al Espíritu Santo; y la humana, que lo hace igual y "con-substancial" a María su madre, y a todos los hombres.

    El año 325, en el Concilio de Nicea, los obispos reunidos lo dijeron así: "Jesús es Hijo de Dios, Dios de Dios, luz de luz, Dios verdadero del Dios verdadero, nacido, no creado, de la misma substancia del Padre". Y en el año 451, el Concilio de Calcedonia dijo: "Uno y el mismo Hijo nuestro Señor Jesucristo es perfecto en la divinidad y perfecto en la humanidad, verdaderamente Dios y verdaderamente hombre".

    La verdad fundamental, pues, es que Jesús es verdadero hombre y verdadero Dios, total y al mismo tiempo. El hablar correcto a partir de Jesús debe ser de tal manera que no se dé ni de más a Dios ni de más al hombre; ni disminuya al hombre, ni disminuya a Dios.

    La piedad popular tiende a acentuar la naturaleza divina de Jesús, dejando a un lado la realidad histórica de su humanidad. A veces "los suyos" no le quieren recibir como él quiso presentarse, como hombre, hermano y partícipe de nuestra vida sufriente y frágil.

    En cambio, otros grupos, que se creen "concientizados", a veces acentúan tanto la parte humana de Jesús, que olvidan la realidad de su divinidad y todo lo que ella significa.

    Siempre hay que estar haciendo esfuerzos por unir los dos extremos, por escandaloso que resulte: Jesús es verdadero Dios y verdadero hombre. Y por ello es necesario encontrar hoy expresiones y palabras que respondan a la cultura de nuestro tiempo.
    ¡¡Amén, amén y amén!!
    "Señor, toma este corazón de piedra, y dame un corazón de hombre: un corazón que te ame, un corazón que se alegre en ti, que te imite y que te complazca."

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