Castilla necesita a todas sus espadas, El Cid es perdonado, había estado 5 años al servicio de Zaragoza, en los cuales su leyenda y su fortuna creció, su mesnada unos 300 hombres eran los mejores soldados cristianos, pero Dios era español y Ibn Tasufin volvió a África cuando todos esperaban su acometida contra Toledo y León, su hijo y heredero había muerto y el lio sucesorio exigía su presencia, aunque la amenaza de su pronto regreso pendía sobre Castilla.

Para demostrar espirito combativo y subir la decaída moral se envía al Cid a una cabalgada por tierras de Badajoz, asolando el valle del Jerte y el norte de Badajoz.

Rodrigo gozaba de nuevo del favor real, y recibió derecho a conquistar en beneficio propio tierras y casillos a los moros, conquistas que serian íntegramente suyas y con carácter hereditario, privilegio nunca visto.

Valencia había quedado a su suerte, pues C astilla necesitaba a todos sus hombre, lo que fue aprovechado por el rey de Lérida, quien con ayuda de catalanes arrincono en la ciudad a Al-Qadir, este pidió ayuda a el rey castellano y al rey de Zaragoza que también ambicionaba Valencia.

Castilla envió al Cid, que decidió pasar por Zaragoza, donde Al-Mustain le ofrece unir fuerzas, oferta que es aceptada, el rey de Lérida al enterarse de la expedición de Rodrigo levanto el asedio a Valencia y se retiro, también se retiro Al-Mustain cuando Rodrigo le aseguro que no le entregaría a el la plaza, Rodrigo recibía generosas ofertas de los tres reyes musulmanes (los de Zaragoza, Lérida y Valencia) a cambio de entregarles la ciudad, decidió dejar a Al-Qadir en Valencia una vez que este reanudo el pago de las parias y regreso a Castilla.

Finalmente Yusuf ibn Tasufin emir almorávide regresa a Algeciras, a Rodrigo se le encomendó defender las fronteras orientales, estaba de vuelta a Valencia donde también había vuelto el rey de Zaragoza junto con el conde de Barcelona, Rodrigo tenía que asegurar la ciudad por si los almorávides avanzaban por el este.

En el camino se detuvo para alzar un castillo en el alto del Poyo una estratégica posición, la llegada del Cid inquieto a zaragozanos y catalanes que no tenían ganas de enfrentarse a el, y se retiraron, entrando en Valencia como libertadores, Rodrigo saco a relucir el privilegio recibido y solicito y obtuvo el cobro de la parias para sí, y no para el rey castellano, sometiendo a Requena donde estaba cuando recibió noticias del rey Alfonso VI en las que le avisaba de que los almorávides se dirigían hacia Aledo, y solicitaba su presencia para enfrentarlos, la mesnada del Cid eran ya 3000 hombres imprescindibles para intentar la victoria en Aledo, por confusiones en los mensajes o malentendidos el caso es que el Cid no acudió cuando se le esperaba, al final no hubo batalla pues los almorávides cansados de las disputas entre los reyes de taifas se retiraron nuevamente a África, pero el rey Alfonso aconsejado por los enemigos de Rodrigo decreto un nuevo destierro contra este.

Rodrigo decidió olvidar sus cuitas conquistando nuevos castillos, el primero el de Polop del reino de Denia, donde obtuvo un gran tesoro que acrecentó su ya nutrida hacienda, este destierro le decidió a luchar para sí y su mesnada en el futuro, el era su propio señor.

De regreso a Valencia es recibido por Al-Qadir rey solo de nombre que se humilla ante Rodrigo, que se desplazo por toda Valencia para dejar claro su dominio sobre el territorio, en este tiempo su hijo Diego tenía 14 años y su padre dedicaba tiempo a instruirlo en las artes militares.

El rey de Lérida que veía en peligro su reino ofreció una cantidad enorme de dinero al conde de Barcelona Ramón Berenguer si se unía a él para enfrentarse al Cid, la oferta fue aceptada, murió Al-Mundir en el invierno de 1090 siendo sustituido por su hijo Sulayman, el conde de Barcelona paso al ataque con un ejército que triplicaba la mesnada del Cid, la batalla tuvo lugar en el valle de Tevar, el incauto Ramón Berenguer cayó en la trampa que le tendió el Cid y fue derrotado estrepitosamente de nuevo. Rodrigo quedo herido por una caída del caballo, rompiéndose una pierna y algunas costilla, su estado de salud hacía temer por su vida.