Cita Iniciado por Lombardo Ver Mensaje
Guau Cesar71, menudos redaños tienes sacando este tema y además tratándolo como lo haces. Vangelis, te corrijo una cosita, y es cuando dices que Dios ama a todos sus hijos, a los heterosexuales y a los homosexuales. Caiste en la trampa dialéctica, así es como ellos quieren que el mundo se vea, dividido no en hombres y mujeres, sino en heteros y homos. Ándate con ojo con esos engaños, algunos son muy sibilinos. Ya te dije que satanás es el más escurridizo de nuestros enemigos.

Mira, el problema de los homosexuales, no de todos, me consta, no es que nosotros no les aceptemos, nosotros sabemos quienes son y lo que son, su problema es que ellos mismos no lo aceptan, y fruto de esa negativa surge ese enérgico empeño por manipular la realidad. En el fondo son dignos de compasión. No todos insisto, pero sí bastantes. Y no te confundas, no son tantos como aparentan, tan solo ocurre que hoy están en la cresta de la ola de la popularidad y son muchísimos los que les aplauden con las orejas, solo por eso, porque está de moda. Pero las modas son pasajeras. Por mucho que ellos quieran, que es su intención, no crearán cultura, no va a surgir a partir de ahora una nueva civilización, no estamos en ningún punto de inflexión. Poco a poco irá decayendo su presencia en los medios, más pronto que tarde dejarán de interesar y entonces las cosas se pondrán en su sitio. La sociedad seguirá viendo como una anomalía de la naturaleza las relaciones homosexuales y aprenderán de la ciencia, la verdadera ciencia, que nacemos varones o mujeres, no lo que cada uno quiera ser. Es algo tan absurdo lo que defienden y han tenido en tan poquita consideración la capacidad intelectual innata en el hombre que resulta cansino prestarles tanta atención. El caso no lo merece. Podrán realizar contratos que les une, pero no cambirán la naturaleza de las cosas. Aunque se lo creen, no disponen de ese poder.

Nosotros los católicos, pues ya sabemos lo que debemos hacer. Nos basta con lo que nos enseña la Iglesia en el Catecismo.

2357 La homosexualidad designa las relaciones entre hombres o mujeres que experimentan una atracción sexual, exclusiva o predominante, hacia personas del mismo sexo. Reviste formas muy variadas a través de los siglos y las culturas. Su origen psíquico permanece en gran medida inexplicado. Apoyándose en la Sagrada Escritura que los presenta como depravaciones graves (cf Gn 19, 1-29; Rm 1, 24-27; 1 Co 6, 10; 1 Tm 1, 10), la Tradición ha declarado siempre que “los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados” (Congregación para la Doctrina de la Fe, Decl. Persona humana, 8). Son contrarios a la ley natural. Cierran el acto sexual al don de la vida. No proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual. No pueden recibir aprobación en ningún caso.

2358 Un número apreciable de hombres y mujeres presentan tendencias homosexuales profundamente arraigadas. Esta inclinación, objetivamente desordenada, constituye para la mayoría de ellos una auténtica prueba. Deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza. Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta. Estas personas están llamadas a realizar la voluntad de Dios en su vida, y, si son cristianas, a unir al sacrificio de la cruz del Señor las dificultades que pueden encontrar a causa de su condición.

2359 Las personas homosexuales están llamadas a la castidad. Mediante virtudes de dominio de sí mismo que eduquen la libertad interior, y a veces mediante el apoyo de una amistad desinteresada, de la oración y la gracia sacramental, pueden y deben acercarse gradual y resueltamente a la perfección cristiana.


Respecto a lo que dice el tal gabin acerca de Franco y de la Iglesia, pues no sé, lo que dice son verdades a medias, las cuales son aún más peligrosas que las mentiras. Sus opiniones están tan condicionadas por la ideología y los prejuicios y tan plagadas de lugares comunes que mucho me temo sería tiempo perdido intentar sacarle de sus errores.
Lombardo, Cristo Dios murió por todos, y murió porque amó a todos sin excepción. Debemos aborrecer todos los pecados sí, pero amar al projimo como a nosotros mismos.

Dios nos amó primero, pero el cómo le ame cada quién a Dios es sus accciones buenas y malas, es algo que cada individuo responderá a Dios.
Pero Él nos amó primero y murió por amor a todos.

Al decir que Dios nos ama a todos, no signifíca que Dios apruebe todo lo malo que hacemos.