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VANGELIS
La más antigua secta protestante fue fundada por Martín Lutero, 1521 años después de Cristo. Ahora bien, los protestantes, que nacieron dieciséis siglos después de los Apóstoles, nunca los conocieron ni los escucharon ni recibieron una Biblia de ellos. De ninguna manera pueden saber la correcta interpretación de la Biblia, que es el libro Sagrado de la Iglesia Católica y Apostólica. San Pablo dice: "Aun cuando nosotros mismos, aun cuando un ángel del cielo os anuncie un evangelio distinto del que os hemos anunciado, sea maldito. Lo dijimos ya, y ahora vuelvo a decirlo: Si alguno os predica un evangelio distinto del que recibisteis, sea anatema." (Gálatas 1, 8-9). Toda interpretación de la Biblia que contradice la Fe católica y apostólica de 2000 años es un evangelio distinto. Todas las sectas, incluso las "evangélicas" predican por desgracia un evangelio diferente del que predicaron los Apóstoles y sus legítimos sucesores.
Hablando de los predicadores no autorizados por la legítima Iglesia, San Pablo dice: "Esos tales son falsos apóstoles, obreros engañosos, que se disfrazan de apóstoles de Cristo. No es maravilla, ya que el mismo Satanás se disfraza de ángel de luz. No es mucho, pues, que también sus ministros se disfracen ministros de justicia; su fin será el que corresponde a sus obras" ( (II Cor 11, 13-14).
Esto es algo tremendo e increíble. Sin embargo Cristo dijo: "Se levantarán muchos falsos profetas que engañaran a muchos [...] y obrarán grandes señales y prodigios..." (Mateo 24, 11 ,24). Los falsos profetas harán incluso falsos milagros.
La Iglesia debe ser apostólica
Cristo mandó a sus Apóstoles y sucesores anunciar su Evangelio (Mateo 28, 20). Los Apóstoles predicaron y dejaron representantes. San Pablo escribe a Timoteo, a quien consagró Obispo: "Lo que oíste de mí transmítelo a hombres fieles, los cuales serán aptos para enseñarlo a otros" (II Timoteo 2, 2). En la Iglesia Católica, desde San Pablo los obispos transmitieron a otros obispos lo recibido y los dejaron como guardianes de este depósito de la Fe (I Timoteo 6, 20) para evitar el robo y la confusión. Las palabras Iglesia y Católica vienen del griego y significan la asamblea universal de todos los fieles cristianos. Decir católico y decir cristiano es la misma cosa. "La iglesia, dijo San Agustín, es el pueblo cristiano esparcido por toda la redondez de la tierra". Desde el año 107, San Ignacio mártir, segundo Obispo de Antioquia de Siria, después de San Pedro, utilizó el término Iglesia Católica.
Los rusos y griegos "ortodoxos", por ejemplo, se separaron de la Iglesia Católica en el año 1054. Los protestantes y los evangélicos empezaron con Martín Lutero a partir de 1521. Los anglicanos fueron fundados en 1534 por el rey de Inglaterra, Enrique VIII, porque el Papa no le permitió divorciarse. Todas las demás sectas nacieron de la revolución luterana. Los Testigos de Jehová fueron fundados en Estados Unidos en 1871 por Charles Taze Russell; los Mormones en 1830 por Joseph Smith; los de la supuesta "Luz del mundo" en 1926 por Eusebio Joaquín González, en México. Los que se llaman "cristianos" son protestantes disfrazados. De todas estas sectas, ninguna tiene veintiún siglos, ninguna viene de los Apóstoles. Ahora bien, si Cristo no las fundó ¿Qué garantía de veracidad y legitimidad pueden tener? Absolutamente ninguna. Al contrario, la Biblia, la historia, el sentido común y la justicia las condenan como usurpadoras de misión y función (Jeremías 23, 21, 25; Mateo 7,15-23).
En conclusión, Nuestro Señor Jesucristo, el fundador de la Iglesia Católica, nos advierte: "Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestiduras de ovejas; mas por dentro son lobos feroces... No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos; mas el que hace la voluntad de mi Padre, que está en los cielos, éste entrará en el reino de los cielos. Muchos me dirán en aquel día (del Juicio): Señor, Señor, ¿acaso no profetizamos en tu nombre, en tu nombre lanzamos demonios, y en tu nombre obramos muchos prodigios? Y entonces les declararé: nunca jamás os conocí; apartaos de mí los que obráis la iniquidad" (Mateo 7, 15-23).
En la crisis actual muchos de buena fe siguen a las sectas, pero pensando estudiar la Biblia pierden la verdadera fe cristiana. Se separaron de la Iglesia de Cristo para seguir ilegítimas que no tienen la autentica interpretación de la Biblia, ni legítimos ministros y que no pueden salvar. La solución es regresar a la Iglesia fundada por Cristo mismo, la que es Una, Santa, Católica y Apostólica.