Cita Iniciado por eenriquee Ver Mensaje
Y Jesús entre otras cosas vino a presentarnos al verdadero Padre muy alejado de la imagen que da en las Antiguas Escrituras. O sea, que hablaríamos del mismo Dios, llamémosle Yahveh, Jehová o El Padre, pero Jesucristo nos lo presenta como es en realidad y no como el hombre lo ha querido ver.

Creo que quieres decir eso más o menos. Corrígeme si me equivoco.
Hola eenriques. De alguna forma, eso es lo que quiero decir. Es Jesucristo el que nos revela al Padre y el que nos enseña los verdaderos mandamientos de Dios. Y estos mandamientos son los mandamientos del Evangelio.

El problema que yo veo en esta explicación que das es que hay ciertos hechos que perfectamente pueden ser mal interpretados y distorsionados por la mano del hombre, por supuesto. Sin embargo hay otros que difícilmente se pueden malinterpretar y echar en saco roto sin que pueda quedar vacía y sin sentido alguno una creencia o fe, en este caso la del pueblo hebreo.
Todo aquello escrito en el viejo testamento que no contradiga lo que Jesucristo enseña en el Evangelio, se debe guardar con respeto. Pero aquellos mandamientos del viejo testamento que no guardan el perdón, ni la misericordia, ni el mandamiento de Dios que dice: "NO MATARÁS", no se pueden aceptar como mandamientos de Dios, porque son leyes diferentes y conciernen al respeto que le debemos a nuestros semejantes.

No es tan difícil, pues sólo tenemos que examinar todo mandamiento del viejo testamento a la luz de lo que nos dice el Evangelio para saber si es Palabra de Dios o son preceptos de los hombres, pues Jesucristo nos entregó el Evangelio para que conociéramos los verdaderos mandamientos de Dios.

Jesucristo abolió muchos mandamientos del viejo testamento, y todo lo que Él abolió, es que no eran mandamientos de Dios.

Porque no se puede olvidar que el pueblo hebreo fue el elegido por Dios con una promesa de una tierra prometida que ya estaba ocupada o eso tengo entendido. Saludos
En aquellos tiempos de Moisés, Dios escogió al pueblo hebreo para que fuera depositario de la Ley de Dios. Pero aquellos que cambiaron la Ley de Dios en mentira para justificar sus matanzas y genocidios con la excusa de que debían ocupar la tierra que Dios les había prometido, dejaron de ser el pueblo de Dios.

Hay indicios en el Antiguo Testamento que nos dicen que el pueblo elegido no necesitaba hacer guerras ni cometer genocidios para entrar en la tierra prometida, porque Dios mandaba plagas sobre sus enemigos para hacer que huyeran lejos del pueblo elegido. Lo que hicieron aquellos judíos antiguos cuando mataban a sus enemigos, sólo fue la falta de confianza en Dios, que les decía: "NO MATARÁS".

Luego, Dios se hizo Hombre, y volvió a escoger un pueblo para que fuera encargado de cuidar de los verdaderos mandamientos de Dios, y este pueblo ya no era aquel pueblo hebreo que no había sido fiel a la Ley de Dios. Este pueblo ahora son todos los hombres y mujeres de buena voluntad de todos los pueblos del mundo que aman el Evangelio y lo defienden como lo que es: La única y verdadera Ley de Dios, pues así les dicen los apóstoles a los que siguen fielmente el Evangelio:

"Para vosotros, pues, los que creéis, él es precioso; pero para los que no creen, La piedra que los edificadores desecharon, Ha venido a ser la cabeza del ángulo; y: Piedra de tropiezo, y roca que hace caer, porque tropiezan en la palabra, siendo desobedientes; a lo cual fueron también destinados. Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable". (1ª Pedro 2:7-10)

"pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos. Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa" (Gálatas 3:26-29)

Como ves, aquellos que recibimos el Evangelio de Jesucristo, somos linaje escogido, real sacerdocio, nación santa y pueblo adquirido por Dios. Y somos llenos de amor por amor por Jesucristo, y eso nos hace ser linaje escogido y linaje de Abraham.

Así que, amigo, no te confundan las filosofías judaizantes, porque desde que vino Jesucristo, aquellos que depreciaron su Evangelio dejaron de ser pueblo de Dios. Y desde entonces, los que siguieron fielmente el Evangelio, pasaron a ser pueblo de Dios, esto es, linaje de Abraham: "ciertamente linaje de Abraham sois".