En las tardes de frío apacible
el sol crepuscular forja un pasadizo
y traza en su camino un bosquejo
que enrojece al firmamento cual fogata
que torna el ocaso en corinto acantilado
Un sosegado pincel invisible
toma como lienzo el cielo rojizo
traza estelas de bermejo,
tiñe líneas de escarlata,
y pinta surcos de colorado.
La obra encarnada es inasible,
es el retrato de lo escurridizo.
Sólo unos instantes perdura el cortejo
que hace al sol navegar en una fragata
hacia la orilla de un día ya terminado.
Nietz.
Última edición por Nietzscheano; 29-jul.-2014 a las 15:53
Mi pena es sencilla y nada misteriosa y, como tu alegría, por cualquier cosa estalla.