Qué gacho que nadie te extrañe
Qué gacho que nadie te extrañe
Y me dejaste en eso, me sacaste del proceso, me diste una trompada con tu brazo secular, y me dejaste llorando, con los mocos por el fango mientras te pedía otra oportunidad, soy un hombre que sufre...
JA! Es la primera vez que lo veo sonreír.
Saludos Bibyta.
Hay que ponerle el pecho a las balas.
Dios les bendiga.