Iniciado por
gabin
Lo que se ha elucubrado sobre la vida eterna para consolar la inexorabilidad del final humano.
Puestos a elucubrar, qué sería de ver mañanas, sentir besos, caricias, miradas, durante un tiempo de años comprendido en la cifra que cupiera dentro de un cubo, cuyo lado fuera la distancia que la luz recorriera en un trillón de años y los números tuvieran un milímetro cúbico, y ésta cifra resultante multiplicada por sí misma un trillón de veces.
De poder elegir, y aceptar vivir durante este casi inconmensurable tiempo, no creo que pidiéramos la renovación del mismo, por quedar hastiados de tanto vivir, aunque fuese en un paraíso.
Entonces, hubiéramos vivido "solo algo más" del tiempo normal, comparado con el eterno e infinito tiempo restante.
¡Qué insoportable! la rueda de la vida eterna, girando y girando sin parar, repitiéndose y repitiéndose eterna, infinitamente. El problema de dejar de existir, lo tenemos, porque nuestro cerebro, ¡ahora!, aun no está hastiado, ni saturado de vivir, y no nos lo hace insoportable. Pero de poder elegir, después de vivir tan inmenso período de tiempo, solo algún que otro "figuroso" émulo de Matusalén, no optaría finalmente por la inexistencia.
En la inexistencia, es finalmente, en este supuesto caso de poder elegir, donde es más que probable que la mayoría decidiríamos estar,....pero, después de haber vivido una cifra de años de considerable magnitud, ¡no antes! Ahora aun no estamos saciados de vivir.
Finalmente, en este supuesto caso de poder elegir, sólo habríamos demorado "algún tiempo más" nuestra inexistencia. Tampoco sería tanto tiempo, comparado con la eternidad, muy poco, apenas un relámpago.
No ha de parecernos, pues, tan grave dejar de existir, aunque ahora, sólo de pensarlo nos disgusta, y ¡cómo!