El planteo kantiano se desprende que el hombre tiene en la moralidad el fundamento seguro sobre el cual poder edificar su fe en (el) Dios , porque siente en sí el impulso a esperar la
felicidad duradera, cuando actúa conforme a deberes fundados en su
propia naturaleza. Por eso (por su propia razón) estará obligado a
pensar un Ser cuya Voluntad son los mandamientos que el hombre conoce dados a priori por sí y de un modo apodícticamente ciertos. Tendrá que pensar en un tal ser como Perfecto (con respecto a todo), como Omnisciente (con respecto a los motivos y propósitos), Omnipotente (con respecto al orden de la naturaleza), Santo y Justo.
El teísmo moral se hace un concepto determinado de Dios conforme a la moralidad es decir, a las leyes fundadas en su propia naturaleza racional.