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Tema: Algunos famosos pensadores

  1. #91
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    18-mayo-2011
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    ARMONÍA DEL COSMOS
    Pocos filósofos y muchos menos han sido los científicos que hayan sabido encarnar sus enseñanzas con elementos sensibles con tanto acierto como Pitágoras. La famosa armonía de las esferas de la enseñanza pitagórica primitiva era mucho más profunda que la mera conjetura de la consonancia de las notas que los astros producen en su movimiento.
    Para Pitágoras la visión fundamental consistió en que el universo es un cosmos, un todo ordenado y armoniosamente conjuntado. El destino del hombre consiste en considerarse a sí mismo como una pieza de este cosmos, descubrir el lugar propio que le está asignado y mantener en sí y en su entorno, en lo que está de su parte, la armonía que es debida de acuerdo con el orden natural de las cosas.
    La armonía cósmica entendida en este sentido fue probablemente una audaz conclusión de madurez a la que Pitágoras llegó a través de la observación de la congruencia de sus consideraciones científicas sobre números, figuras, notas musicales, con las ideas orientales sobre el alma, los astros y la divinidad.

    Los números constituían el armazón inteligible de las formas en la aritmética figurativa de los pitagóricos, construída por ellos mediante piedras (psefoi, cálculos). Al mismo tiempo los números desvelaban las proporciones que regían las consonancias musicales. ¿No era natural ver en el número el principio inteligible a través del cual el cosmos divino gobernado por el espíritu manifestaba al hombre su armonía interna?.

    Según cuenta Porfirio (Vita Pyth. 30-31) y Iámblico (Vita Pyth. 64-66) en un pasaje que toman de Nicómaco de Gerasa (ca 50-150 d. de C.), quien por su parte parece hacerse eco de fuentes pitagóricas antiguas, Pitágoras "dirigía su oído y su espíritu hacia las sublimes consonancias del cosmos gracias a una inefable capacidad divina difícil de imaginar. Con ello oía y entendía él solo, según explicaba, toda la armonía y el concierto de las esferas y los astros que en él se mueven".

    La música era a la vez entre los pitagóricos el símbolo de la armonía del cosmos y un medio para lograr el equilibrio interno en el espíritu mismo del hombre.

    De Pitàgoras
    Como no pones de dónde lo has copiado ni la fuente, te pregunto:

    ¿Esto tiene que ver algo con la MASONERÍA?


    Un saludo

  2. #92
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    Cita Iniciado por JoseAntonio1 Ver Mensaje
    "Ayuda a tus semejantes a levantar su carga, pero no te consideres obligado a llevársela."

    "Purifica tu corazón antes de permitir que el amor se asiente en él, ya que la miel más dulce se agria en un vaso sucio".

    ""Cállate o di algo mejor que el silencio."

    "No guardes rencor al amigo por una falta leve."
    "La felicidad consiste en poder unir el principio con el fin."

    "El hombre es mortal por sus temores e inmortal por sus deseos."

    "No seas ambicioso y tacaño; la justa medida es excelente en tales casos."

    «The brain is the seat of madness and delirium.»

  3. #93
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    Cita Iniciado por Mªndrªg°rª Ver Mensaje
    ARMONÍA DEL COSMOS
    Pocos filósofos y muchos menos han sido los científicos que hayan sabido encarnar sus enseñanzas con elementos sensibles con tanto acierto como Pitágoras. La famosa armonía de las esferas de la enseñanza pitagórica primitiva era mucho más profunda que la mera conjetura de la consonancia de las notas que los astros producen en su movimiento.
    Para Pitágoras la visión fundamental consistió en que el universo es un cosmos, un todo ordenado y armoniosamente conjuntado. El destino del hombre consiste en considerarse a sí mismo como una pieza de este cosmos, descubrir el lugar propio que le está asignado y mantener en sí y en su entorno, en lo que está de su parte, la armonía que es debida de acuerdo con el orden natural de las cosas.
    La armonía cósmica entendida en este sentido fue probablemente una audaz conclusión de madurez a la que Pitágoras llegó a través de la observación de la congruencia de sus consideraciones científicas sobre números, figuras, notas musicales, con las ideas orientales sobre el alma, los astros y la divinidad.

    Los números constituían el armazón inteligible de las formas en la aritmética figurativa de los pitagóricos, construída por ellos mediante piedras (psefoi, cálculos). Al mismo tiempo los números desvelaban las proporciones que regían las consonancias musicales. ¿No era natural ver en el número el principio inteligible a través del cual el cosmos divino gobernado por el espíritu manifestaba al hombre su armonía interna?.

    Según cuenta Porfirio (Vita Pyth. 30-31) y Iámblico (Vita Pyth. 64-66) en un pasaje que toman de Nicómaco de Gerasa (ca 50-150 d. de C.), quien por su parte parece hacerse eco de fuentes pitagóricas antiguas, Pitágoras "dirigía su oído y su espíritu hacia las sublimes consonancias del cosmos gracias a una inefable capacidad divina difícil de imaginar. Con ello oía y entendía él solo, según explicaba, toda la armonía y el concierto de las esferas y los astros que en él se mueven".

    La música era a la vez entre los pitagóricos el símbolo de la armonía del cosmos y un medio para lograr el equilibrio interno en el espíritu mismo del hombre.

    De Pitàgoras
    Que oportuna contribución. Muchas gracias Mandragora, que te has lucido con eso. Saludos,

  4. #94
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    Cita Iniciado por JoseAntonio1 Ver Mensaje
    Que oportuna contribución. Muchas gracias Mandragora, que te has lucido con eso. Saludos,
    Saludos, nada que agradecer.

    «The brain is the seat of madness and delirium.»

  5. #95
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    Voltaire. (1694-1778)

    Seudónimo de François-Marie Arouet, poeta, dramaturgo y filósofo francés, nacido en París, símbolo de la Ilustración. A los diez años ingresa en el colegio de los jesuitas de Louis-le-Grand, donde recibe una educación preferentemente literaria y en 1711 inicia los estudios de derecho, que no va a terminar nunca. Su interés está en mundo de las letras.

    Acusado de haber escrito un poema difamatorio contra el Regente sufre el primero de sus destierros y ha de abandonar París. De regreso a París y tras exculparse, se le atribuyen nuevos escritos difamatorios y es enviado a La Bastilla en 1717. Durante los 11 meses que permanece allí, toma el nombre de «Voltaire», anagrama de «Arouet Le Jeune».

    En 1718 se representa en la Comédie Française su tragedia en verso, Edipo, que logra un gran éxito. Asuntos de honor con un noble le llevan de nuevo a La Bastilla en 1726; de allí sale exiliado hacia Inglaterra, donde permanece tres años. El contacto con la cultura inglesa supone para Voltaire el descubrimiento de la ciencia newtoniana, de la filosofía empirista y de las instituciones políticas inglesas.

    Sus éxitos literarios se sucedieron unos a otros: La Henriada (1727), poemas, Bruto, Zaira, tragedias, Historia de Carlos XII, ensayo histórico y una de sus obras más perdurables, Cartas filosóficas (1734). La aparición de esta obra supuso un escándalo público; las Cartas fueron quemadas públicamente y su autor, amenazado de arresto, tuvo que huir.

    El refugio a que se acoge Voltaire es el castillo de la marquesa de Chatêlet, en Cirey, a quien se une sentimentalmente durante los dieciséis años siguientes. Durante esta época relativamente tranquila y fructífera -construyen en el castillo un laboratorio de física y química, comparten estudios de matemáticas e historia, se reúnen con científicos y personas de relieve- publica, aparte de diversas tragedias, Elementos de la filosofía de Newton (1737), Metafísica de Newton (1740), y es nombrado miembro de la Academia Francesa en 1746.

    Tras la muerte de Mme. de Chatêlet, Voltaire, invitado por Federico de Prusia, parte para Berlín, donde es nombrado chambelán de la corte y goza de aposentos en los palacios reales. De esta época es la importante obra El siglo de Luis XIV (1751). Deja Prusia, tras una riña con su antiguo amigo y entonces competidor en la fama, Pierre-Louis Moreau de Maupertuis y se traslada a Francfort y luego a las inmediaciones de Ginebra (1754-1755). Aprovecha el desasosiego causado por el terremoto de Lisboa de 1755 para publicar Poema sobre el desastre de Lisboa, inicia sus colaboraciones con la Enciclopedia, y publica los siete volúmenes de Ensayos sobre la historia general y sobre las costumbres y el espíritu de las naciones (1756) e Historia del imperio de Rusia bajo Pedro el Grande (1759).

    En 1758 compra una finca en Ferney, en la Lorena, y se instala allí definitivamente. En 1759 aparece Cándido, o el optimismo, poema en que prosigue la línea de crítica al optimismo leibniciano y de creencia en la providencia divina. Poco después, aprovechando el éxito logrado con sus esfuerzos por reivindicar la memoria de Calas, hugonote quemado bajo la acusación de ahorcar a uno de sus hijos convertido al catolicismo, publica Tratado sobre la tolerancia . Durante esta época discute repetidas veces con Rousseau, el cual le culpaba de la mala disposición que las autoridades religiosas de Ginebra le mostraban.

    En estos años comienza su lucha constante contra la Iglesia católica, en la que personifica su odio a la religión, mientras se confiesa creyente en un Ser supremo y nunca ateo. Aparecen sucesivamente diversas obras de contenido filosófico: El diccionario filosófico de bolsillo (1764), Filosofía de la historia (1765), El filósofo ignorante y Comentario al libro sobre delitos y penas de Beccaria (ambos en 1766).

    A pesar de todos sus éxitos filosóficos y literarios, a Voltaire le estaba prohibido todavía acercarse a París. Tras subir al trono Luis XVI, aprovechó la representación en la Comédie Française de su tragedia, Irene, para acudir a la capital. El éxito personal de Voltaire en París fue clamoroso. La Academia Francesa en pleno, reunida entonces en el Louvre, le rinde tributo de admiración y respeto y d´Alembert hace su elogio público.

    Murió el 30 de mayo y fue sepultado en el monasterio benedictino de Scellières, cerca de Troyes. Posteriormente fue trasladado en triunfo al Panteón de Hombres Ilustres, en París.

    http://thales.cica.es/rd/Recursos/rd.../bvoltair.html

    «The brain is the seat of madness and delirium.»

  6. #96
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    (...) tenemos suficiente religión para odiar y perseguir y no la tenemos en cambio para amar y socorrer a los demás. (...) Hay gentes que pretenden que la humanidad, la indulgencia y la libertad de conciencia son cosas horribles, pero, honradamente, ¿hubieran sido capaces de producir semejantes calamidades?. (...) El furor que inspiran el espíritu dogmático y el abuso de la religión cristiana mal entendida han hecho derramar tanta sangre y producido tantos desastres (...)
    (...) no hay ni que anunciar ni ejercer la intolerancia. (...) los más amplios límites a los que haya podido llegar la tolerancia no han dado lugar a la más ligera disensión. (...) La tolerancia no ha excitado nunca las contiendas civiles, mientras que la intolerancia ha provocado carnicerías. (...)
    (...) El gran sistema para disminuir el número de los maníacos, si es que los hay, consiste en abandonar al dictado de la razón esta enfermedad del espíritu, ilustrando lenta, pero constantemente a los hombres. (...)
    (...) Es derecho natural aquel que la naturaleza indica a todos los hombres. (...) El derecho humano sólo puede basarse en el derecho de la naturaleza, cuyo gran principio, su principio universal (...) es: “No hagas a los demás lo que no quieras que hagan contigo”. Siendo así, no es concebible cómo, siguiendo este principio, puede un hombre decirle a otro: “Cree en lo que yo creo, y tú no puedes creer, o perecerás”. (...) Por consiguiente, el derecho a la intolerancia es absurdo y bárbaro. (...)
    (...) Los pueblos (...) han considerado sus respectivas religiones como lazos que los unían. Era como una asociación del género humano. Existía una especie de derecho de hospitalidad, tanto entre los dioses como entre los hombres. El extranjero que llegaba a una ciudad comenzaba por adorar los dioses locales; no se dejaba nunca de venerar incluso a los dioses del enemigo. (...) los pueblos civilizados de la antigüedad, ninguno ha obstruido la libertad de pensar. (...) Los atenienses dedicaron un altar a los dioses extranjeros, a los cuales no conocían. ¿Existe una prueba más palmaria, no sólo de la indulgencia hacia todas las naciones, sino incluso hacia el respeto por sus cultos? (...) Ninguna ciudad griega combatió jamás por opiniones. (...) No se encuentra entre los romanos (...) a un solo hombre perseguido por sus sentimientos (...) El gran principio del Senado y el pueblo romano rezaba: “Deorum offensa diis curae” (Corresponde sólo a los dioses cuidarse de las ofensas que se les hacen). (...) Después surgieron los mártires cristianos. Resulta difícil saber exactamente las razones por las que se condenó a estos mártires, pero me atrevo a pensar que, bajo los primeros césares, ninguno lo fue solamente por la religión. Todas eran toleradas y no podía pensarse en que se buscase y persiguiese a hombres oscuros porque profesaran un culto particular cuando se permitían todos los demás. (...) No se puede creer en la existencia de una inquisición contra los cristianos con los emperadores, (...) Jamás se molestó en este aspecto a judíos, sirios, egipcios, bardos, druidas o filósofos. Quiere decirse que fueron mártires aquellos que se rebelaron contra los falsos dioses. Resultaba prudente y piadoso no creer en eso. Pero en definitivas cuentas, si no contentos con adorar a un Dios en espíritu y verdad, estallaban violentamente contra el culto público, por muy absurdo que pueda parecer, habrá que admitir que eran ellos mismos los intolerantes. (...)
    (...) !Somos nosotros los cristianos los que hemos sido perseguidores, verdugos, asesinos! Y ¿de quienes? De nuestros propios hermanos. Somos nosotros los que hemos destruido cien ciudades con el crucifijo o la Biblia en la mano. Los que no hemos parado de derramar sangre, y de encender hogueras desde el reinado de Constantino hasta el furor de los caníbales que habitaban las Cevenas, furor que, gracias al Cielo, no subsiste ya entre nosotros. (...) ¿Cuándo empezaremos a aplicar los verdaderos principios del humanismo? ¿Con qué fundamento podemos reprochar a los paganos, cuando nosotros hemos sido culpable de su misma crueldad en iguales circunstancias? (...) Todos esos falsos milagros con los que quebrantáis la fe debida a los verdaderos. Todas esas leyendas absurdas que añadís a las verdades del Evangelio apagan la religión en los corazones. Buen número de personas (...) dicen: “Los señores de mi religión me han engañado, luego no existe la religión. Mejor abandonarse en brazos de la naturaleza, que en los del error. Prefiero depender de la ley natural que de las invenciones de los hombres”. Otros, por desgracia, llegan más lejos; ven que la impostura les ha impuesto un freno y ya no quieren ni el freno de la verdad, lanzándose al ateísmo, convirtiéndose en depravados por la sola razón de que otros han sido bribones y crueles”.
    Ahí están, sin duda, las consecuencias de todos los fraudes piadosos y de todas las supersticiones. De ordinario los hombres sólo razonan a medias. Mal argumento es decir: “Voragine, el autor de “La leyenda dorada”, y el jesuita Ribadeneyra, compilador del “Florilegio de Santos”, no han dicho más que estupideces; luego no hay Dios. Los católicos han degollado a un cierto número de hugonotes y viceversa; luego no hay Dios. Se han servido de la confesión, la comunión y todos los sacramentos para cometer los más horrorosos crímenes. luego no hay Dios. Mi conclusión sería “Luego existe un Dios, que después de esta vida perdurable en la que tan mal nos hemos conocido, y donde hemos cometido tantos crímenes en su nombre, se dignará consolarnos de tan tremendas desgracias; pues de considerar las guerras de religión, los cuarenta cismas de los Papas, casi todos sangrientos; las imposturas, casi todas funestas; los odios irreconciliables encendidos por las diferencias de opinión, de ver todo el mal causado por el falso celo, habría que concluir admitiendo que hace tiempo que los hombres hemos padecido el infierno en esta vida”. (...)
    (...) la intolerancia no produce más que hipócritas o rebeldes. !Funesta alternativa! En definitiva, ¿querríais sostener por medio de los verdugos la religión de un Dios a quien los verdugos hicieron morir y que no ha predicado sino la templanza y la paciencia?. (...)
    (...) la superstición se hace no solamente inútil, sino muy peligrosa. No se debe tratar de alimentar de bellotas a aquellos a quien Dios se digna alimentar con pan. La superstición es a la religión lo que la astrología a la astronomía. Estas dos hijas han sojuzgado a toda la tierra durante largo tiempo. (...) “Ensayo sobre la tolerancia”. Voltaire

    «The brain is the seat of madness and delirium.»

  7. #97
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    Como muy bien lo dice Mandragora "!Somos nosotros los cristianos los que hemos sido perseguidores, verdugos, asesinos!" Porque mas guerras han habido en el mundo en nombre de la religión que por ningún otro motivo.

  8. #98
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    Cita Iniciado por JoseAntonio1 Ver Mensaje
    Como muy bien lo dice Mandragora "!Somos nosotros los cristianos los que hemos sido perseguidores, verdugos, asesinos!" Porque mas guerras han habido en el mundo en nombre de la religión que por ningún otro motivo.
    Recomendaba El mundo y sus demonios, de Carl Sagan entre otros...

    Saludos

    «The brain is the seat of madness and delirium.»

  9. #99
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    Cita Iniciado por JoseAntonio1 Ver Mensaje
    Como muy bien lo dice Mandragora "!Somos nosotros los cristianos los que hemos sido perseguidores, verdugos, asesinos!" Porque mas guerras han habido en el mundo en nombre de la religión que por ningún otro motivo.
    Perdona que me meta un poco en este asunto como "pensador autodidacta".

    Para una persona que ha dicho que está cerca del pensamiento conservador (del mío en concreto) hacer una afirmación como esta para darle la razón a una persona marcadamente tendenciosa en sus planteamientos, es algo más que contradictorio.

    Afirmas ahora también que eres cristiano ("nosotros los cristianos") y que como tal te sientes asesino, verdugo y perseguidor dando la razón a la progresía....RARO, RARO RARO.....muy raro todo.

    Algún famoso pensador me dice que utilizas un mecanismo muy ensayado para hacer ver lo blanco negro y lo negro blanco. Para ser más políticamente correcto, diré que tus comentarios destilan ideología no acorde con lo que tú mismo afirmas.

    Mandrágora, más que decir cosas bien o mal, suele copiar y pegar textos de Google tendenciosamente de la izquierda radical, las más veces, con el objetivo de perseverar en el pensamietno único que es de lo que trata un hilo como este de "sabios" pensadores....

    No sé, JuanAntonio, puede que interprete mal tus escritos o pensamientos, pero son ya muchos que se tuercen descaradamente hacia la siniestra apoyando a los que ha dejado patente su posicionamiento en la izquierda radical.

    Un saludo.

  10. #100
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    14-noviembre-2007
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    ¡Otra que se va escorando...! Hay que joderse...

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