Este es uno de los múltiples casos que se conocen de los visitantes de habitación.

“En 1995 hubo una intensa oleada ovni en Israel. Incluso la policía fue testigo de la aparición de naves y de humanoides gigantes, de entre 2,10 y 2,70 metros de altura. A veces aparecían envueltos en una especie de niebla y vestidos con una ropa de apariencia metálica. Dejaron numerosas huellas y el ejército israelí investigó los hechos, pensando que pudiera tratarse de terroristas”, ha declarado el ufólogo israelí Barry Chamish.
Alguna de las pisadas de estos seres tenían una profundidad de hasta 35 centímetros, equivalente a la presión de una tonelada. Curiosamente, casi todas las apariciones se produjeron los sábados por la noche.

En 1996 se grabaron 15 vídeos de OVNIs. El más espectacular, grabado en Hamata Raial, muestra un objeto volador con aperturas semejantes a ventanas.

El tiempo perdido

Según Budd Hopkins, uno de los más reconocidos expertos en abducciones, los casos de secuestros de humanos por EBEs (Entidad Biológica Extraterrestre) se producen cada vez en mayor número. De la encuesta que el realizó entre 6.000 estadounidenses, Hopkins dedujo que existía un porcentaje de un 2% de supuestos abducidos. Extrapolando los datos, se llegaría a la cifra de cinco o seis millones de abducidos sólo en Estados Unidos. Este experto cree que los EBEs vienen a la Tierra en busca de material genético humano con el fin de restaurar su raza agonizante.

En su libro Witnessed, Hopkins recoge las investigaciones que realizó sobre más de 200 abducciones de los últimos 20 años. Uno de los casos más espectaculares es el de Linda Cortile, ocurrido en pleno centro de Manhattann, Nueva York. Lo más sorprendente de este secuestro es la existencia de varios testigos que, en el momento del suceso aparentemente estaban incomunicados entre sí, ya que en la mayoría de los casos el abducido se encuentra solo en el lugar de los hechos. “Hubo unos 20 testigos, e incluso una mujer me escribió diciéndome que su coche se paró sobre el puente de Brooklyn en la noche del 30 de noviembre de 1989, mientras observaba un ovni de color rojo-anaranjado que arrojó un haz de luz azul y blanco sobre el edificio donde vivía la abducida Linda Cortile. Luego vio lo que parecía ser cuatro bolas difusas flotando hacia el ovni. Una de ellas era Linda”, dijo Hopkins.
Un mismo esquema de los hechos se repite casi siempre: aparece una luz fantasmal junto a una carretera o en plena ciudad, el motor de los vehículos se para y aparecen criaturas semejantes a seres humanos pero de pequeño tamaño y gran cabeza que le hacen a la víctima exámenes físicos y manipulaciones quirúrgicas semejantes a biopsias que frecuentemente dejan una cicatriz... En ocasiones introducen pequeños objetos en la cabeza o en otras partes del cuerpo de la víctima... Estos son algunos de los puntos comunes en las experiencias vividas por abducidos y que Hopkins defiende que se trata de hechos reales y no de alucinaciones.

Un término frecuentemente utilizado por la ufología, especialmente después de los estudios de Hopkins, es el missing time, el “tiempo perdido”. Se suele recurrir a la hipnosis para que los testigos puedan recuperar ese “tiempo perdido”, pero se plantean muchas dudas acerca de la eficacia de este método. “Muchas veces la hipnosis hace despertar al sujeto unas ilusiones que responden a deseos personales, ya sean conscientes o inconscientes”, afirman muchos psiquiatras y psicólogos.
El caso Valdés

Uno de los casos más conocidos mundialmente es el famoso incidente protagonizado por el cabo Armando Valdés Garrido, ocurrido en la madrugada del 25 de abril de 1977 en una zona situada al noreste de Arica, en el norte de Chile. “Desgraciadamente, por orden de los militares Valdés fue sometido a un tratamiento de electroshock, ya que no respondía a la medicación que normalmente se les suministra a los supuestos psicóticos”, dijo Mario Dussuel psiquiatra y miembro de AION (Agrupación de Investigaciones Ovniológicas de Chile). Ese tratamiento “borró” de la mente del protagonista unos hechos que podrían haber sido recuperados con hipnosis.
El caso de cabo Valdés contó con siete testigos, unos militares e ingenieros israelíes, que participaban en unas maniobras estratégicas en Pampa Lluscuma. Todos vieron una luz que descendió y se posó entre las colinas, a unos 500 metros de ellos. El cabo se internó en la luminosidad y desapareció. Regreso 15 minutos después y se desvaneció. Cuando recuperó la conciencia dijo: “Ustedes no saben quiénes somos ni de dónde venimos, pero les aseguro que pronto volveremos”, tras lo cual volvió a desmayarse.
Un detalle señalado por sus compañeros es que, tras la experiencia, su rostro mostraba una barba de varios días, aunque Valdes estaba afeitado en el momento de su desaparición. Su reloj digital se había parado y el marcador de la fecha señalaba cinco días más tarde, como si para Valdés hubiera transcurrido una semana en vez de unos pocos minutos.

b.a