Recuento de los daños

Hola Arios. Sé que ya no estás; no es coincidencia que nunca aparezcas como "contacto conectado". Y por lo tanto quizá y nunca leas estas cartas.
Pero yo quiero seguir pensando que si estas, que las lees y que en algo te traen recuerdos, te dan ideas o quizá inspiración para vivir mejor y mas plena tu propia y real vida.
Y también claro porque es una forma de sacar todo lo que agobia mi pecho, mi alma; ya que yo no soy escritor ni poeta como José Martí. Y porque mis muñecas atrofiadas por el trabajo ya no están finas para el dibujo, me dí cuenta de ello en este último que hice para Vero.
¿Sabes?, a ella la quise tanto como a tí; y ahora sé que a ti también te quise tanto como a Susana. ¿Y que fué o ha sido de ese amor por cada una de ustedes?. No se si de a poco se fué apagando, consumiendo, muriendo; o si sigue ahí latente, despertando de pronto como un virus del sentir, un virus invernal que llora en los dias nublados, que mata el espíritu y lacera el corazón en espasmos de soledad. Un virus que se alimenta de supiros, de evocaciones febriles; y que con el calor se retrae hacia su latencia perenne.
Todavía hasta le semana pasada me agobió, cuando pude darme cuenta que para Vero no soy alguien especial. Lo había ido notando, desde semanas atrás; y todo eso lo convertí en ira (ya sabes que así reacciono yo, una ira silenciosa, felina, profunda) y dejé de hablarle por varios dias. Hasta que uno más la abordé y le pedí perdón por mi conducta "ya estoy demasiado grandecito, para estarme portandoi así". Me perdonó y se lo agradecí, pero en el fondo ya todo estaba roto.
Esta semana al llegar al trabajo, la he visto sentada en alguna banqueta en la calle, platicadora y sonriente con su nueva pareja. Levanto la cara con dignidad, mirando para otra parte sin desacelerar el paso y diciéndome "no existe, ella no existe"; como me lo dije muchas veces esos dias en que no le hablaba, y que al pasar junto a ella en su lugar de trabajo y yo haciendo el mío, forzaba mi rostro a que no se volviese hacia ella, diciendome lo mismo "no existe".
Se que ahora si al fin esto irá pasando, me conozco y lo sé, que cuando ellas elijen a alguien más mi corazón, el verdadero orgulloso, comienza el destierro.
Si. algunas veces me he dicho que soy un tipo que solo engendra niños muertos. Y es tiempo que aclaremos esto, porque a decir verdad nunca te escribí el tan referido poema, que es a su vez un sub poema de "a la izquierda del roble" de Mario Benedetti.
"Vos lo dijiste
nuestro amor
fue desde siempre un niño muerto
sólo de a ratos parecía
que iba a vivir
que iba a vencernos
pero los dos fuimos tan fuertes
que lo dejamos sin su sangre
sin su futuro
sin su cielo
un niño muerto
sólo eso
maravilloso y condenado
quizá tuviera una sonrisa
como la tuya
dulce y honda
quizá tuviera un alma triste
como mi alma
poca cosa
quizá aprendiera con el tiempo
a desplegarse
a usar el mundo
pero los niños que así vienen
muertos de amor
muertos de miedo
tienen tan grande el corazón
que se destruyen sin saberlo
vos lo dijiste
nuestro amor
fue desde siempre un niño muerto
y qué verdad dura y sin sombra
qué verdad fácil y qué pena
yo imaginaba que era un niño
y era tan sólo un niño muerto
ahora qué queda
sólo queda
medir la fe y que recordemos
lo que pudimos haber sido
para él
que no pudo ser nuestro
qué más
acaso cuando llegue
un veintitrés de abril y abismo
vos donde estés
llevale flores
que yo también iré contigo."
La sola lectura de este poema, y el entendimiento de su letra te aclarará
muchas de las cosas que nos escribimos hace ya 6 años, Arios. Quizá demasiado tarde.
Aunque a decir verdad a ella, para ella, por ella amaba yo ahora el "corazón coraza" del mismo autor. De hecho será mi último gesto hacia ella, entregarle en un sobre su dibujo (que al fin terminé a marchas forzadas y a escondidas) y la copia de ese poema que tenía planeado entregarle, el día que por fin fuésemos a ver a mi amiga Laura. Que lo tenia ya preparado hace ya mas de un mes.
Que el tiempo lo cura todo, a los fantasmas los hace dormir ante el sol y resucitar en los paisajes lúgubres. Que ahora ya tengo un nuevo fantasma. Que no se cuantos mas han de venir, si es que hay tiempo de que lleguen mas.
Que algún día yo me convertiré en otro.
Que por ahora tengo una familia, una esposa que nunca dejé convertir en fantasma. Y dos hijos que me rescatan de todo.