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Tema: «en garde!»

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  1. #2
    Fecha de Ingreso
    03-enero-2012
    Ubicación
    Lleida (Segrià -Catalunya/UE-)
    Mensajes
    1.098

    Predeterminado «prêts?»

    -"My God!; your son?"

    Yo le expliqué a la encantadora anciana a la que, aunque siempre felicitaba el Nadal, no veía desde el entierro de su hermano menor (un lustro ya..; ¡cómo pasa el tiempo, vraiment!) que, malgré (por circunstancias de la vida...) devenir como si así lo fuera, bueno.., en puridad Armand NO era hijo mío (le informé que NO tenía, que supiera.., hijos biológicos y que ni siquiera me había casado) sino mi ahijado; y que, en realidad, su abuela materna era una cosina prima de ma iaia, a.c.s., pero no de la parte de los Casals sino de los Mas... La encantadora anciana, acariciando aquellos hermosos rizos, pareció lamentar un instante NO fuera de su sangre; pero, rápidamente se interesó por el hecho que tan bello boy hubiese venido al United Kingdom a participar en un torneo de escrime y, pidiendo a una sobrina de su fallecido marido (que, ya definitivamente instalada, le hacía compañía, la cuidaba y no voy a ser yo quien diga esperaba ser -como fué- heredera universal de una fortuna que yo siempre tuve razones para estimar MUY grande) le trajese determinados albums de fotografías, fué feliz contándonos, v.g., que, ¿lo veíamos?, su hermano mayor siempre tuvo más porte que su hermano menor practicando escrime y que, en realidad, éste la ODIABA; y vivió otra vez, deliciosamente arrebolada, cuando jugaban y ella era la dame de su hermano mayor y ma iaia, a.c.s., la dame de su hermano menor, y la gouvernante les decía si ya habían hecho todos los deberes, y ellos jamás con éxito querían convencerla que sí, y...

    ¿Saben?; aunque se escribieron regular y abundantemente hasta la muerte de ma iaia, a.c.s, yo había tratado MUY poco a la hija de su tía materna y madrina de bautizo y de la que se consideraba (era mutuo, s&#237 así como hermana. Era, exactamente, la quinta vez que la veía (recordaba haberla conocido una vez que estuvo en el ágape post-navideño de los Casals, haberla saludado en los respectivos entierros de sus hermanos (que, al morir ambos sin hijos, le habían legado sus más que considerables fortunas) y en el entierro del único hijo de su única hija; que, falleció de overdose sin haber cumplido los 20 años); pero, fallecida ma iaia, a.c.s., yo seguía enviándole Christmas, felicitándola en su aniversario y contestando con cariño sus esporádicas amabilísimas y extensísimas cartas. Para ella, ras i curt: yo era el nieto de su queridísima, amadísima, añoradísima hermana. Pero, no noté que la sobrina de su marido ya fallecido temiera por ná cuando milady me recriminaba estar en un hotel y no haber venido a, insistía una y otra vez, mi home; porque, una solterona inteligente y perspicaz.., la sobrina de su marido ya fallecido ya se había dado cuenta que yo, please!, JAMÁS sería un peligro y, además, NO era a mí a quien se le había ocurrido visitarla.

    NO. Yo, ciertamente, no habría ido a visitarla motu proprio. NO lo había hecho nunca en las ya entonces numerosas veces que había estado en el UK. Con su hermano menor si había tenido más trato..; ¡NO!, no es que me cayera mal o algo así..; ¡todo lo contrario!; es que la vida había ido así.

    Pero Armand, cuando fué seleccionado para ir a London y sabiendo que yo, como siempre, iría con él, me empezó a hablar del que tanto hablaba de escrime con ma iaia, a.c.s., y del que yo, desde que él estaba en lo de la escrime, tanto le hablaba. Yo, ¡vamos!, enseguida me dí cuenta de lo que pretendía y yo, lo confieso.., no tenía ganas de hacer y esperé zafarme informándole que dicho caballero ya estaba enterrado.

    ¿Había tenido hijos? ¿Y nietos? ¿De qué le venía el gusto por la escrime? ¿Su padre también la practicaba? ¿Y sus hermanos? ¿Vivían? ¿También practicaban la escrime? Sí, sí, sí..; pronto me allané a admitir que Armand había decidido, no sé.., sentirse family de otros practicantes de escrime y, además, tomar contacto físico con ellos. NO me cupo duda alguna ya cuando un día su amiguito me preguntó ¡si íbamos a estar en un hotel o íbamos a ir a casa de nuestra family británica!

    La así como hermana de ma iaia, a.c.s., lloro de genuina EMOCIÓN cuando, llamándola por phone, me identifiqué y no tuve, claro está, ni que pedírselo: me dijo taxativamente que, ¡estando en London!, consideraría un desprecio no fuese, al menos, a visitarla.

    ¡Las vueltas que da la vida! Cuando, ya viudo, falleció su padre, damas y caballeros, ella y sus hermanos liquidaron sus business y cada uno, digamos.., se fué por su lado. Ma iaia, a.c.s., se lamentaba siempre cuando imaginaba la mansión con umbral neo-corintio cerrada. Bueno..; peor: los dos pisos de arriba cerrados, sí, pero el piso de abajo y el sótano ¡reciclados en tienda de ropa! Si hubiese vivido más, ep!, habría visto la mansión RENACER cuando, tras el suicidio de su única hija, su así como hermana decidió NO renovar el contrato de alquiler a la tienda de ropa y, después de un cuidadísimo portento de restauración y acondicionamiento, trasladarse a esperar la llevasen al cementerio en el home de su infancia y adolescencia.

    Armand, pues, vió cumplidas sus expectativas cuando la así como hermana de ma iaia, a.c.s., después de haberle, literalmente, EMBRIAGADO con fotografías y fotografías de, sobre todo, su hermano mayor, v.g., en «allez!» o en «halte!», le llevó, sin dejar de mirar ni una sola de las decenas y decenas de fotografías de su única hija y su único nieto sobre las cómodas de los pasillos y salas por donde pasábamos, a una de las habitaciones del segundo piso que, aunque impecablemente restaurada, era obvio NO era de uso diario.

    Sí: era la primera vez que Armand (y yo, por supuesto) veía, no una habitación para jugar, sino una verdadera, auténtica, genuina ludothèque. Y, se quedó de pasta de boniato cuando se le informó que en la balançoire de mimbre hindú se sentaba la gouvernante, que por la glissoire de finísima madera canadiense sólo podían deslizarse ella y ma iaia, a.c.s., si no estaba la gouvernante, que con la boîte de chimie no más podían jugar en presencia de la gouvernante, que -ya lo veíamos...- aún conservaba el carré de sable, el tape-cul y el tourniquet de cuando eran bebés y que, et voilà!, era en este lado, debajo de aquellas auténticas rapières de la primera mitad del XVII, donde, cuando se terciaba, sus hermanos mutaban el piso por piste y ella y ma iaia, a.c.s., se sentaban con la gouvernante en la balançoire mientras ellos daban sus clases y demostraban su creciente dominio de la phrase d'armes en presencia de sus señores padres.

    Armand, empequeñecido, dijo, desolado, que él sólo era un minime... Y la encantadora anciana, besándole conmovida en la ruborizada mejilla, le dijo que tenía un porte MAGNÍFICO y, en fin.., si quería ver... Allí, en aquel armario empotrado estaba el équipement de sus hermanos de cuando, casualmente, eran minimes.

    Sí, claro..; ¡le quedaba TAN bien y tanto la encantadora anciana como él estaban TAN felices!; Armand, luciendo esponjadísimo su masque, su veste de tissu, su sous-cuirasse, su pantalon y su par de chaussettes, acabó en entregadísimo pose-pase enarbolando con su mano enguantada en su gant, el fleuret del hermano mayor.

    Tiré droit!; coupé!; dégagé!

    Al poco, damas y caballeros, ¡y, eso que era la primera vez que se veían!, nosotros (es decir, la sobrina del su marido ya fallecido y yo) ¡ya NO estábamos! y la encantadora anciana así como hermana de ma iaia, a.c.s., estaba enseñándole a un alelalísimo Armand algo que había sacado de muy hondo del armario y que yo capté la sobrina de su marido fallecido NUNCA había visto.

    Eran las dos protège-poitrines que una vez, creyendo hacer lo mejor, su abuelo paterno (menos machista que su padre) les había regalado a ella y a ma iaia, a.c.s.; pero que, como en aquel home las damas NO practicaban la escrime, ellas -susurraba toda risitas- sólo se podían poner -y, se ponían- a escondidas, incluso, de sus hermanos.

    Fué una semana, ¡oh!, MARAVILLOSA para Armand.

    Y, yo me sentí muy orgulloso que tan encantadora anciana me tuviese por su único sobrino de verdad.

    Cuando volví a verla, dos años después, también fuí con Armand. Estaba bella en su coffin de espléndido bamboo encima de magnífica sandápila rodeada de flores recién cortadas y fotografías de su única hija y su único nieto -NINGUNA ni de su primer marido (el padre de su única hija) ni de su segundo marido (el tío materno de quien presidía el duelo)-; y, eso que me contaron que las últimas fases del Alzheimer que más de una década atrás le habían detectado la había sumido en un estado tan lastimoso como HORRIBLE.

    Lloré como un bebito -NO pude evitarlo- cuando quien oficiaba recordó CUÁN baladí es ser, en realidad, sólo polvo y, en definitiva, menos que eso cuando los vendavales del olvido lo EVAPORAN, sí, TODO.

    Fué cuando, avergonzado de mi pública y hasta inconveniente flaqueza, le conté a Armand que el primer día que la habíamos ido a visitar, ¡Cristo crucificado!, la sobrina de su marido ya fallecido me había advertido que ya no sabía, en realidad, en qué día vivía y ya muchas veces la llamaba a ella con el nombre de una criada muerta tiempo ha.

    Armand, que por entonces ni sabía qué era el Alzheimer, se quedó HELADO.

    Siempre, en cualquier caso, a su disposición.

    Jaume de Ponts i Mateu
    Última edición por Jaume de Ponts i Mateu; 14-ene.-2012 a las 12:39

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