¡ay, los augurios de las tenidas por BRUJAS!

[Jaume de Ponts i Mateu]

¿Me habría atrevido yo si ella hubiese estado viva?

NO lo sé.

Pero, cuando me decidí ya hacía casi dos años que ma iaia, a.c.s., había muerto; y, ya me había acostumbrado a comunicar mis decisiones a mi family cuando ya las tenía tomadas.

Y, el como hermano de ma iaia, a.c.s., me había dicho, antes de volver de London a acá, que si alguna vez lo precisaba él tenía un apartamento en Las Palmas de Gran Canaria que nunca utilizaba...

NO quería hacer la mili.

Y, estaba seguro que ¡no iban a ir a buscarme a NINGÚN lado si no me encontraban en la dirección que tuvieran (y, lo cierto es que no lo hicieron)! Esto no era Yankeeland ¡y, no había que irse al Canadá a esperar que quitarán -como seguro quitarían dentro de ná ahora que ya no éramos una dictadura- la mili acá!

Yo les dije que iba a hacer un post-grado allí y que tenía una beca. Era MENTIRA, por supuesto. Pero, no me djeron nada. Sólo mi abuelo materno, a.c.s., sacó el thema de la mili diciéndome que quizá tendría que dejarlo a medias porque me tocaba hacerla pronto... Yo volví a MENTIR diciéndole que había pedido una prórroga y que me la habían concedido; y, que ya sabía que yo no quería hacer milicias (hacer la mili a trozos como podían hacer, entonces, los universitarios) porque estimaba que era hacerse de un ejército que despreciaba. Al padre de ma mare, a.c.s., que no hacía ni una década estaba aún en la cárcel condenado a muerte por un tribunal de tal ejército, ¡vamos!, yo ya había aprendido era tal un argumento que le hacía estar completamente de acuerdo con lo que yo le dijera.

Me fuí, pues, razonablemente convencido que mi decisión NO les afectaría. Yo, que llevaba ya tiempo emancipado legalmente, había cambiado tiempo ha mi empadronamiento y hecho prometer sopotocientas veces y muy en serio a los dos chicos con los que compartía por entonces el piso donde estaba domiciliado que JAMÁS dirían a NADIE, aunque fuese la pasma, quiénes eran mis padres o mis abuelos y, menos, dónde vivían. Tampoco le había dicho nada que no fuese lo que había dicho a mi family al como hermano de ma iaia, a.c.s., cuando le pedí la llave del apartamento; que él, a vuelta de correo, me envió junto con sus buenos deseos y tres o cuatro direcciones de personas que, estimaba acertadamente él, quizá pudiesen serme útiles para buscar maneras de ganarme la vida o de integrarme (por ejemplo: durante los casi dos años que viví allí, mes amis/es, estuve trabajando en una cadena de boutiques de un caballero de raíces sirias o libanesas (no recuerdo bien, sorry) que era el primero de la corta lista de direcciones aludida).

El apartamento era pequeño pero super-guay. ¡Te hacían hasta la colada! Para un godo como yo (así se llaman allá a quienes vienen de la península) fué, sí, chocante acostumbrarse a que ¡sólo había agua suficiente para bañarse tres días a la semana!; pero, me acostumbré rápida y fácilmente. Además.., ¡la vida era TAN barata! y las chicas.., ¡oh, las chicas! Eso era un PUNTAZO. Me gustaba TANTO su manera de hablar que aún ahora, de vez en cuando, suelto algún guagua (llegué a hablar casi tal cual ellos/as).

Al otro lado de la calle, frente a los apartamentos, delante de las Alcaravaneras, damas y caballeros, estaba -no sé si sigue allí..; pero, creo que sí- el Real Club Náutico. Allí, según las indicaciones de la nota del como que hermano de ma iaia, a.c.s., podía encontrar a un caballero de su lista; y, allí fuí un día a preguntar por él.

¡Era catalán!; yo ya me lo había imaginado por el nombre..; pero, ¡cuando me habló en catalán allá! Además, mes amis/es, era ¡SIMPATIQUÍSIMO! No hacía ni un mes que vivía en Las Palmas de Gran Canaria y ya era una costumbre que pasara por su torre en Ciudad Jardín por lo menos una vez al día y era raro que cenase en otro lado.

Era viudo. Y, no había tenido hijos. Toda su actividad profesional la había desarrollado en instituciones educativas británicas; pero, una vez jubilado, él y su esposa -británica de origen- habían decidido ir a vivir a un lugar con menos niebla y ya llevaban muchos años veraneando muy satisfactoriamente en las justamente llamadas Islas Afortunadas. Su esposa, por eso, sólo llegó a disfrutar de tan idílico retiro menos de un año.

Le gustaba mucho hablar conmigo. Era un aficionado a la genealogía y yo me dí cuenta enseguida que lo que había pillado al lado de ma iaia, a.c.s., era más que suficiente para que me tuviese por un interlocutor sumamente interesante. Consideró, pues, era yo digno de llevarme consigo cuando visitaba a otros/as, como él, aficionados/as. Yo, no sé si es preciso lo diga explícitamente.., ENCANTADO de la vida.

Madame -así la llamaba él y, por tanto, yo- era viuda desde hacía algo más de una década de todo un condecoradísimo héroe de guerra {ergo; Nigel-Ernest Westby Bake, officer in the service of the Grenadier Guards}; pero, NADIE se dirigía a ella como no fuese con el madame o con su nombre y título de soltera. ¡Oh, sí!; cuando me dijeron que tenía más de sesenta años me pareció, SIN duda alguna, mentira; y, cuando supe ¡que era verdad! estuve ya seguro que tenía algo con el Diablo.

SIEMPRE estaba rodeada de personal tipo videntes, echadoras de cartas, lectores de horóscopos... Y, seguramente había tirado al cubo de la basura sus albums de fotografías familiares ¡y hasta su libro de familia! para hacer sitio a publicaciones sobre brujería y demás. Con el caballero que me honraba con su interés y amistad -y, por tanto, conmigo- la conversación habitual era la recherche de brujas y brujos in pectore en los árboles genealógicos de la sangre azul y la nobilitas europeas y si éstos/as estaban conectados por la sangre.

Un día, cenando en su torre de la Ciudad Jardín {se la había comprado a los herederos del indiano canario que la había hecho construir y que debió vivir -decía él y suscribo yo- en el mismo lado donde vivieron la mayoría de los indianos catalanes que construyeron sus torres en las costas del Maresme}, me dijo que ya sabía que yo sabía que el padre de madame era Henri Charles, baron van Tuyll van Serooskerken..; pero que, esas cosas.., se preguntaba si sabía quién era su bisabuela materna...

Yo, ya le tenía mucho gusto a estos jueguitos genealógicos.., le dije sonriente y ufano que me sorprendía sospechase pudiese ignorar era Louise Constance Jeanne, baroness van Brakell Doorwerth.

-"I la re-besàvia paterna de aquésta, saps qui és?"

¡Oh!; no lo sabía.

Me informó que era la primogënita del hijo y sucesor de Ivon Pierre Bigot, baron de Villandry et Morogues y Antoinette Albertine Frederique, baronesa de Ghent; cuyo tatarabuelo materno era el llamado "o filho de a Pelicana".

Yo, que conocía la historia, me quedé PASMADO: su tía materna, aquella judía que como su madre era tenida por BRUJA, le había dicho a "o filho de a Pelicana" que a cambio de comunicarle el futuro debía entregar al servicio del Lado Oscuro a su descendencia hasta el fin de los tiempos; y "o filho de a Pelicana", SIN dudar un instante, lo JURÓ (madame ha hecho hace ná dos décadas que falleció en su palais holandés tan rodeada de tarotistas y hechiceras como estaba en su torre canaria).

Por cierto..; ella, muy amable, me ofreció su ayuda para trasladarme al extranjero cuando las llamadas de, sobre todo, ma mare, a.c.s., y mi abuelo materno (enterados ya de que ¡estaba declarado prófugo y en busca y captura!) se convirtieron en, directamente, un CHANTAJE emocional insoportable por humanamente ineludible. Ella me decía, radical, que me ARREPENTIRÍA de, más que escucharles, obedecerles y me aconsejaba, sin dudarlo, no ceder...

Y; la verdad es que, a toro pasado, pienso debí hacerle caso.

Pero...

Siempre, en cualquier caso, a su disposición, damas y caballeros.

Jaume de Ponts i Mateu