La leyenda negra en España
El grado de aceptación de la Inquisición por el pueblo resulta difícil de evaluar.32 Kamen trata de resumir esta situación diciendo que la Inquisición era considerada como un mal necesario para mantener el orden. Y no es que no hubiera críticas al Tribunal, que las hubo y muchas, como se puede leer en los archivos de la misma Inquisición, pero estas críticas no se consideran como pertenecientes a la Leyenda Negra. Por ejemplo Alonso de Virués, humanista y obispo, criticaba en 1542 la intolerancia y a aquellos que usan las cadenas y el hacha para cambiar la disposición del alma; Luis de Granada criticaba en 1542 a los que por celo equívoco cometen pecados contra moros, judíos o gentiles; Juan de Mariana, a pesar de apoyar a la Inquisición, criticaba la conversión forzada y la creencia en la limpieza de sangre.
A partir del siglo XVIII la opinión pública, gracias a los contactos con el extranjero, comenzó a cambiar lentamente y aparece la Leyenda Negra en España. La libertad religiosa y de pensamiento de Francia era mirada con interés, y las víctimas iniciales, conversos y moriscos, habían desaparecido. Empezaron a aparecer intelectuales ilustrados, como Pablo Olavide y más tarde Campomanes y Jovellanos, que echaba en cara a la Inquisición el injusto trato dado a los conversos. También se publicaron obras como Auto de fe celebrado en la ciudad de Logroño33 (1811) de Moratín, en la que se relata la historia de un juicio masivo contra unas brujas que se realizó en Logroño, comentado con notas satíricas por el autor. Sin embargo, estos intelectuales liberales, una parte de los cuales estaba en el gobierno, no eran revolucionarios y se preocupaban por mantener la estabilidad social.
La Inquisición dejó de funcionar en la práctica hacia 1808, durante la Guerra de Independencia Española, al ser abolida por el gobierno de ocupación francés, pero se mantuvo como institución hasta 1834.
A comienzos del siglo XIX aparece en España y Francia una escuela de historiadores liberales, los primeros en hablar de la decadencia española, que consideraba responsable a la Inquisición de esta decadencia económica y cultural, y de todos los males que aquejaban al país. Otros historiadores europeos retomarían el tema más tarde, y esta posición puede seguir observándose en la actualidad. Esta escuela de pensamiento afirmaba que la expulsión de los judíos y la persecución de los conversos habría llevado al empobrecimiento y la decadencia de España, además de la destrucción de la clase media.34 Este tipo de autores son los que harían exclamar a Menéndez y Pelayo
¿Por qué no había industria en España? Por la Inquisición. ¿Por qué somos holgazanes los españoles? Por la Inquisición. ¿Por qué duermen los españoles la siesta? Por la Inquisición. ¿Por qué hay corridas de toros en España? Por la Inquisición.
La ciencia española, Madrid, 1953, p. 102.
Esta corriente de pensamiento, junto con los demás elementos de la Leyenda Negra, pasarían a formar parte de la ideología del anticlericalismo español de finales del siglo XIX y principios del XX. El anticlericalismo formaba parte de muchas otras ideologías de la izquierda, como el socialismo, el comunismo y el anarquismo. Así, Fernando Garrido, diputado socialista, decía en abril de 1869,35 que la Iglesia había utilizado al Tribunal de la Inquisición como instrumento para conseguir sus fines. Con él amordazó la libertad de expresión e impidió la difusión de la verdad. Ello supuso un rígido despotismo durante tres siglos y medio de historia española.