La vida es una obra no escrita, donde se tiene que improvisar desde el inicio hasta que se cierra el telón, donde se tiene la maldita incertidumbre de no saber si agradamos al público, a ese Dios perverso que ríe a carcajadas de la comicidad de nuestra actuación, mientras para nosotros, lo que representamos es una tragedia sin sentido. La falta de guión es lo que nos conduce al vacío.