Saludos. Hagamos algo de ejercicio mental entre trabajo y trabajo, como con el ajedrez:

El concepto de perfección en la divinidad es cristiano, sólo cristiano. La idea de inmutabilidad, estaticidad, ausencia de pasiones y similares, no es imprescindible a la idea de una divinidad, pertenece nada más a una doctrina particular entre las muchas existentes y las muchas posibles. Luego, cuando se lo ataca, no se ataca una hipótesis genérica de la dividad, sino sólo la cristiana. Que se produzca esta confusión en un hipotético ateísta es un síntoma, una señal de que se está despotricando contra una caricatura de Dios, pero se sigue dentro de la burbuja, de la esfera psicológica de dominio cristiano, que aún no se puede pensar de modo a-cristiano, que no se puede respirar y vivir sin su oxígeno.

De existir un Dios -en este caso, el cristiano-, que tuviese la posibilidad de cambiar el pasado, estando los eventos concatenados, podría haberlo hecho por la mañana unas quince veces, otras tantas después de almuerzo y así todos los días, sin que nos diésemos por enterados, porque claro, no tendríamos cómo saberlo, pues nosotros los mortales no somos omniscientes y sólo vivimos el presente. Es entonces una preocupación inútil. O más bien, una atribución de nuestras frustraciones. Porque claro, cambiar el pasado ha sido un dilema, un deseo de muchos hombres desde que se tiene noción. Un tipo particular de hombres, en todo caso.

Y bueno, de existir Dios, no necesariamente debería impedir los sufrimientos de nadie. Yo por ejemplo, jamás he tenido interés alguno por resolver los conflictos al interior del hormiguero que hay en mi jardín. Por lo pronto, tendría que ponerle cartelitos a cada hormiguita para saber cuál es cuál. Es que se ven todas tan iguales...