Pensamientos, José Luis Alvite



–Las reuniones familiares miden con terrible precisión el paso del tiempo. Por eso sabes que la muerte es lo que te queda una vez que has llegado por Navidad a la cabecera de la mesa.
–Por culpa de una dieta mal elegida, los pobres suelen engordar; con la misma dieta, los ricos adquieren empaque.
–Los dueños de los bares que frecuento dicen que me aprecian por mi personalidad, pero yo creo que si fuesen sinceros reconocerían que si me tratan tan bien es porque represento el veinte por ciento de su recaudación.
–¿Por qué será que los hombres tenemos con frecuencia la extraña sensación de que las mujeres sólo son sinceras cuando nos mienten?
–Soy autodidacta. Todo lo que desconozco, lo desconozco por mí mismo.
–Es una desgracia no poder hacerse famoso por pasar inadvertido.
–El problema de la superpoblación del mundo es que llegará el momento en el que no habrá comida para tantas bocas, ni tierra para tantos muertos.
–Fumar todo el santo día conduce sin remedio a la posibilidad de morirte en cualquier momento. Yo he decidido fumar sólo por la tarde para no morirme por la mañana.
–¿Por qué a los pocos años de casado descubres que la que suponías tu media naranja en realidad sólo es medio limón?
–Las mujeres creyentes desistirían de rellenarse el pecho si cayesen en la cuenta de que la silicona no resucita.
–¿Por qué en los restaurantes de la nueva cocina no tienen el sofisticado detalle de presentarte la factura de la cena en crema de papel?
–Los tipos muy metódicos hacen una lista con las cosas que tienen que olvidar.
–Como se están poniendo las cosas, dentro de poco lo más femenino de cualquier mujer casada será su marido.
– Tiene que resultar terrible enfrentarse a ese momento en el que una mujer comprende que de su vejez ya no es culpable el fotógrafo.
–En medio de tanta vulgaridad hay que ser muy idiota para atreverse a decir algo inteligente.
–El rencor es la tenacidad de la memoria.
–Se puede ser feliz con poca cosa, pero sólo por poco tiempo.
–Lo malo de envejecer es que ni siquiera te queda la esperanza de llegar a viejo.
–Muchas personas serían más agradables si dijesen algo en vez de hablar tanto.