Era ya de noche, la obscuridad era bastante densa, curiosamente el alumbrado publico estaba apagado. La tierra estaba muy suelta porque en esa parte estabamos empezando con nuestro jardin y habiamos cambiado como medio metro de profundidad por tierra adecuada para ello. Yo estaba furioso, dolido, a punto de llorar. Se me acerco y no dijo nada, veia su contorno apenas, pero de alguna manera sabia que sus ojos negrisimos me decian que no sabia cual era el problema. Lo escuchaba respirar y me parecia que estaba jubiloso. Ya estaba listo el agujero que necesitaba. Pense "Hijos de la chingada..." sin apuntar siquiera le di con la pala en la cabeza, cayo como tronco, pero era muy robusto y supuse que no seria suficiente, asi que pense que uno mas seria necesario. Complete media docena de golpes con la pala. Ya no lo oia respirar. Enterre a mi bebe. Al hijo de la chingada no, lo arrastre para atras hacia la barranca, no lo queria tocar mas de lo necesario. Cuando al otro dia me preguntaron por el dije que no lo habia visto. Mi esposa no me pregunto nada, nos acostamos, nos abrazamos y lloramos. Ese perro de porqueria habia matado a mi gatito, ahora el estaba muerto.