Gime debilmente al sentirse el arco
pasar como navaja en sus cuerdas, el violín.
Desmorona notas que crean el marco
donde tu imagen se pinta con hollín.

Canciones suaves acunan a la tarde
al abrigo del crepúsculo azulado.
Unas lágrimas se asoman y al tocarme, arde.
Como ardían tus caricias cuando estabas a mi lado.

¿Por qué no te olvido, por qué me persigue,
el eco de tu risa encerrado en la madera?
¿Por qué es que revive, por qué me sigue
este otoño en el alma en plena primavera?



Lo escribí hace ya unos seis meses.