Cita Iniciado por Jandulilay Ver Mensaje
Que no se engañe nadie,los avances en microbiología han posibilitado la exploración del asombroso interior de las células procariotas más simples conocidas. Los científicos evolucionistas mantienen que las primeras células vivas debieron de parecerse algo a estas. Si la teoría de la evolución es cierta, debe brindar una explicación convincente del modo como la primera célula simple se formó al azar. Si, por el contrario, la vida fue creada, debe haber prueba de diseño ingenioso hasta en la criatura más diminuta. ¿Qué nos revela el interior de una célula procariota?
Lo que nos revela nos separa del interior una membrana elástica y resistente que actúa como el muro que se construye alrededor de una fábrica. Se necesitarían 10.000 capas de esta membrana para igualar el espesor de una hoja de papel.

No obstante, la membrana celular es mucho más sofisticada que un muro. Al igual que el muro que rodea la fábrica, la membrana protege el contenido celular de un entorno potencialmente hostil; pero no es sólida, pues permite que la célula respire, dejando que entren y salgan pequeñas moléculas, como las de oxígeno. La membrana bloquea asimismo el acceso no autorizado de moléculas más complejas que pueden ser dañinas, en tanto que retiene las que son útiles para la célula. ¿Cómo realiza estos prodigios?
Para explicar de una forma sencilla,tomemos la analogía de una fábrica, seguramente en las puertas del muro hay guardianes que regulan el flujo de entrada y salida de las mercancías. Del mismo modo, integradas en la membrana celular hay moléculas proteicas especiales que ejercen la función de puertas y guardianes. Algunas de estas proteínas (1) presentan un orificio en el centro que solo permite el tránsito de ciertas moléculas. Otras están abiertas por un lado de la membrana y cerradas por el lado opuesto (2), con un sitio de enlace (3) que se acopla específicamente a una determinada sustancia. Cuando la proteína captura la carga, el lado que está cerrado se abre y la deja pasar a través de la membrana . Toda esta actividad tiene lugar en la superficie de hasta la célula más elemental.
Y ¿EL INTERIOR DE LA FÁBRICA?

En el interior de la fábrica, supongamos que el guardián ya nos ha dejado entrar. El interior de una célula procariota está lleno de un líquido acuoso rico en nutrientes, sales y otras sustancias que constituyen la materia prima con que la célula elabora los productos que necesita. El proceso de manufactura, sin embargo, no es aleatorio. Como una fábrica dirigida eficientemente, la célula organiza miles de reacciones químicas de tal manera que se produzcan en un orden y un horario fijos.
La célula pasa mucho tiempo sintetizando proteínas. ¿Cómo lo hace? Primero, la vemos fabricando unos veinte aminoácidos distintos (los bloques básicos de las proteínas), que luego envía a los ribosomas . Los ribosomas, comparables a máquinas automáticas, enlazan los aminoácidos en una secuencia precisa para fabricar una proteína específica. Así como las operaciones de una fábrica pueden ser gobernadas por un programa informático central, muchas funciones de la célula son gobernadas por un programa informático, o código, conocido como ADN . Los ribosomas reciben del ADN una lista detallada de instrucciones que les indican qué proteína construir y de qué manera .

El proceso es sencillamente prodigioso. Cada proteína se va plegando hasta adoptar una figura tridimensional única, la cual determina la tarea especializada que desempeñará. Imaginemos una cadena de producción de motores, donde las piezas deben construirse a la perfección para que los motores funcionen. Así mismo, las proteínas deben construirse con total precisión y adoptar la forma exacta para que realicen adecuadamente su función; de lo contrario, hasta podrían perjudicar a la célula.
¿Cómo llegan las proteínas desde el punto de fabricación hasta el lugar donde se las necesita? Cada una lleva una etiqueta con la dirección de entrega. Así, aunque se construyen y se envían miles por minuto, ninguna se pierde: todas alcanzan su destino.