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tomas0402
Los romanos enviaron una cohorte con un tribuno al frente para arrestar a Jesús. Por lógica, fue el tribuno quien se dirigió a Jesús, escoltado por los soldados más aguerridos.
Dicen los evangelios que un discípulo de Jesús cortó la oreja a uno, y Jesús se la restituyó. Y el discípulo se “fue de rositas”.
Cabe algo más absurdo. Al instante, ese discípulo hubiera sido atravesado por la espada de un soldado de la escolta.
A partir del arresto de Jesús, los evangelistas comienzan a inventarse historias absurdas, intentando convertir en dios a un condenado por sedición.