Hace un tiempo tuve una conversación muy interesante con una hermana en la fe. Ella me contó sobre un familiar suyo que es adorador de la Muerte, en México y sus fronteras con USA. Hay muchísimas personas que pertenecen a esa religión, aunque pueda resultar extraño para muchos. Mi hermana me cuenta que su pariente ha estado haciendo cosas muy malas a otras personas. En la mente de él, le Rey de este mundo es el Maligno, así que de alguna manera entendió que para sobrevivir tendría que servir a ese rey. Es un pensamiento lógico, desde que en este mundo sin principios fijos, cualquiera desearía servir a alguien que tenga poder y autoridad, pues de ese modo se aseguraría una protección de otros menos poderosos que esa autoridad, aunque tuvieran también poder en el mundo.

Mi hermana cuenta que su pariente nunca había considerado la idea de que Dios ha puesto un Rey que vá a destruir a ese rey malvado que ahora gobierna este sistema de cosas. Cuando comprendió ese asunto, decidió que quería dejar de servir a ese ser que es malo, pues lo hizo hacer cosas malas ... y comenzar a servir a un Rey justo. Pero tiene miedo de dejar de ser siervo de aquel. Es una paradoja en la que muchos se enfrentan hoy. Por eso sería sabio que cuando decidan a qué van a dedicar sus vidas, consideren seriamente a qué se entregan. El Maligno no le vá a asegurar nada a sus siervos; cuando le estorben, los quita de en medio sin considerar todo lo que hicieron para él. El Rey de Dios traerá justicia y paz para todos los que le apoyen. Jesús es el Rey de Dios, y la autoridad que gobierna este mundo, pronto será subyugada.