La Watchtower ha variado mucho en su postura en cuanto al sexo oral y anal. Por décadas, definió la fornicación como incluyendo el sexo oral y anal, incluso si los que lo hacen son una pareja heterosexual casada y ambos consienten al acto. Si se descubría que una pareja casada estaba participando en esos actos, se les quitaría cualquier privilegio que tuvieran en la congregación, y se les podía expulsar por estas prácticas si las promovían o si se rehusaban a para de hacerlas. Aunque cueste imaginarlo, muchos testigos admitían que hacían eso puesto que se les decía que tenían que confesar tales "pecados".

El sexo oral o anal entre parejas casadas se clasificaba como:

algo inmundo, pero no se especificó acción judicial, en 1970
algo por lo que uno pudiera tanto ser expulsado como pedir el divorcio, en 1975
no algo por lo que uno pudiera ser expulsado, pero sí algo por lo que uno podía pedir el divorcio, en 1978
algo por lo que uno pudiera ser expulsado, pero no pedir el divorcio, de 1983 al 2016
algo que se deja a conciencia y no es motivo de divorcio, desde agosto del 2016

Atalaya agosto del 2016, p.15 párrafo 8
"8 Aunque la Biblia no da normas específicas sobre cómo debe ser la estimulación erótica en las relaciones sexuales ni pone límites concretos, sí habla de algunas muestras de cariño entre la pareja (Cant. de Cant. 1:2; 2:6). Los casados tienen que tratarse con ternura."

Guía de Correspondencia 2007 (revisada 2011)
"También se incluye a los cristianos casados en la admonición de evitar "codicioso apetito sexual". (1 Tes. 4:4-8) Esto envuelve mostrar una restricción adecuada incluso durante las relaciones sexuales, no llegado a hechos inmundos. Los cristianos deben siempre tener un odio por todas las prácticas pervertidas - homosexualidad, lesbianismo, bestialidad, sexo oral o anal, y así por el estilo."

Atalaya 15 de julio de 1983 págs. 30-31
"Cristianos casados
¿Qué hay de la actividad sexual dentro del vínculo matrimonial? No les atañe a los ancianos entrometerse en la vida íntima de los cristianos casados. Sin embargo, la Biblia ciertamente entra en la vida de éstos. Los que quieren 'seguir andando por espíritu' no deben pasar por alto lo que la Biblia indica que es la manera de pensar de Dios. Y hacen bien en cultivar odio por todo lo que es sucio a la vista de Jehová, incluso lo que claramente constituye prácticas sexuales pervertidas. Las parejas casadas deben obrar de manera que queden con la conciencia limpia, a medida que dan atención libre de estorbo al desarrollo del "fruto del espíritu". (Gálatas 5:16, 22, 23; Efesios 5:3-5.)
Pero ¿qué hay si uno de los cónyuges quiere o hasta exige que su compañero participe en lo que claramente es una práctica sexual pervertida? Los hechos que se han presentado aquí muestran que porneia encierra conducta sexual ilícita fuera del arreglo matrimonial. Por eso, el que uno de los cónyuges exija que el otro participe en actos de perversión, como cópula oral o anal, dentro del matrimonio no constituiría base bíblica para conseguir un divorcio que librara a cualquiera de los dos cónyuges para volver a casarse. Aunque el cónyuge creyente se sienta angustiado por la situación, el que esa persona se esfuerce por apegarse a los principios bíblicos resultará en que Jehová la bendiga. En tales casos pudiera ser útil que la pareja considerara francamente el problema y tuviera presente en particular que las relaciones sexuales deben ser honorables, sanas, una expresión de tierno cariño. Esto ciertamente debería excluir cualquier práctica que pudiera angustiar o perjudicar al cónyuge de uno. (Efesios 5:28-30; 1 Pedro 3:1, 7.)
Como ya se ha dicho, no toca a los ancianos "vigilar" los asuntos maritales privados de los matrimonios de la congregación. Sin embargo, si se llega a saber que algún miembro de la congregación practica o promueve abiertamente relaciones sexuales pervertidas dentro de la unión matrimonial, tal persona ciertamente no sería irreprensible, y por eso no sería aceptable para recibir privilegios especiales, tales como el de servir de anciano, o de siervo ministerial o precursor. La práctica y promoción de tales perversiones hasta pudiera resultar en que dicha persona fuera expulsada de la congregación. ¿Por qué?
Gálatas 5:19-21 alista muchos vicios que no se clasifican como porneia, y que pudieran resultar en que uno no satisficiera los requisitos para entrar en el Reino de Dios. Entre ellos están la "inmundicia" (akatharsia, que en griego significa suciedad, depravación, lascivia) y la "conducta relajada" (aselgeia, que en griego significa libertinaje, desenfreno, conducta descarada). Al igual que porneia, estos vicios, cuando se hacen crasos, pueden ser base para expulsión de la congregación cristiana, pero no para obtener un divorcio bíblico. La persona que promoviera descaradamente actividades sexuales escandalosas y repulsivas sería culpable de conducta relajada. Por supuesto, alguien con tal actitud hasta pudiera llegar a la degradación de cometer porneia; entonces habría base para un divorcio bíblico. ¡Cuánto deberían preocuparse todos los cristianos devotos por evitar todas esas "obras de la carne" y guerrear contra ellas! (Gálatas 5:24, 25.)