Pero la ley que Dios había dado a Moisés no son todos los mandatos que están escritos en el Antiguo Testamento, sino sólo los que Jesús enseñó y mandó guardar cuando predicó el Evangelio.
Y esto es lo que muchos no comprenden, pues llaman ley de Dios y mandamientos de Dios a todos los mandatos escritos en el Antiguo Testamento, sin tener en cuenta que Jesús anuló muchos de esos mandatos cuando Él había advertido que no había venido a abolir la ley y los profetas. Por tanto, todos los mandatos del Antiguo Testamento que Jesús anuló no eran la verdadera ley de Dios.