Cita Iniciado por tomas0402 Ver Mensaje
Cuando nuestro antepasado – el monito que dejó los árboles y se fue a vivir a la pradera – constató que allí era el más débil, se dio cuenta de que corría un gran peligro. No tenía garras ni grandes colmillos; y puestos a correr, era el más torpe y lento.

Tenía que adaptarse al entorno o morir.
Su cerebro se fue desarrollando, y paulatinamente fue supliendo sus carencias. Tanto es así, que aquel monito piltrafilla de las praderas, se convirtió en el mayor depredador.

Aprendió a hacer trampas, lanzas, cuchillos, flechas, etc. e impuso la ley del más inteligente – aunque no era el más fuerte -.
Pero quedaba mucho por recorrer. Metido en su cueva, observaba los relámpagos; oía los truenos, y la lluvia y el viento le atemorizaban, ¿Quién manejaba esas cosas que le aterraban a él y a su familia? Al menos, si conociera a ese ser tan poderoso, podría hacerle regalos, para aplacarle.

Pensó que ese ser poderoso también comería, por lo que no era mala idea compartir con él su comida. Se acostumbró a ofrecer parte de su caza al gran señor, colocándola sobre unas piedras y haciendo una hoguera bajo ella. El gran señor debía estar entre las nubes, pues de ahí procedía todo lo que le aterraba. Pensó que había tenido buena idea, pues el humo y el olor de la caza achicharrada subían hasta las nubes.

Los truenos, relámpagos, lluvia, vendaval, etc. seguían apareciendo de vez en cuando, pero nuestro antepasado ahora dormía tranquilo, él y su familia, en su cueva; no había peligro: se habían hecho amigos del gran señor.

Nuestro antepasado vivió mucho tiempo en cuevas. Y siguió repartiendo su comida con el gran señor. Le protegía. Aquella amistad, con el tiempo, pasó a llamarse religión. Nunca nuestro antepasado llegó a ver al gran señor.

Luego, nuestro antepasado se multiplicó. Dejó las cuevas; fundó aldeas; luego poblados; luego ciudades; luego naciones; luego imperios. Pero siempre, la religión con él.
He comenzado mi relato en el origen de la humanidad, y sin darme cuenta, estoy en el siglo XXI.

La inteligencia nos ha dado a conocer innumerables cosas que desconocía nuestro antepasado. Ahora sabemos por qué se produce el relámpago, el trueno, la lluvia, el vendaval, etc.
y sabemos que no las produce el gran señor que creía nuestro antepasado.

Creo que es hora de hacernos una pregunta:

¿Es lógico seguir ofreciendo holocaustos al gran señor?

He omitido decir que con el paso de los siglos el nombre del gran señor ha ido cambiando; Enki; Osiris; Zeus; Júpiter; Jehová, etc.;
pero todos siguen siendo aquel gran señor, amigo de nuestro querido antepasado.