Nunca afirmó ser Dios; más bien, dijo:
“El Padre es mayor que yo” (Juan 14:28).
Los principios que enseñó concordaban con las Escrituras Hebreas.
Él mismo declaró lo siguiente:
“No piensen que vine a destruir la Ley o los Profetas.
No vine a destruir, sino a cumplir;
porque en verdad les digo que
antes pasarían el cielo y la tierra
que pasar de modo alguno una letra diminuta
o una pizca de una letra de la Ley” (Mateo 5:17,*18).
Si la ley estuviera adulterada, no hubiera dicho esto Jesus
1 Corintios 11:3.
Pero quiero que sepan que la cabeza de todo hombre es el Cristo,
que la cabeza de la mujer es el hombre y que la cabeza del Cristo es Dios.