Iniciado por
Elisabet*
El nuevo pacto no era una ley diferente a la que Dios había dado a Moisés y al pueblo de Israel. Pero aquella ley que Dios había dado y que fue escrita en tablas de piedra fue cambiada en mentira por los escribas que cambiaron la ley, y aquel pacto fue invalidado
Entonces el nuevo pacto era nuevo no porque Dios cambiara la ley, sino que era nuevo porque cambiaba el lugar donde Dios escribiría su ley, pues Dios no la escribiría esta vez en tablas de piedra sino en la mente y el corazón de sus hijos, donde nadie la podría cambiar:
Jeremías 31:31
He aquí que vienen días, dice Yavé, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá.
31:32 No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Yavé.
31:33 Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Yavé: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo.
31:34 Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Yavé; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Yavé;
Entonces, la Ley del Nuevo Pacto es la misma ley que Dios había dado a Moisés y al pueblo de Israel, que es la Ley que Jesús nos enseña en el Evangelio y sus misericordiosos mandamientos, y no las leyes del Antiguo Testamento que mandaban a los hombres esclavitud, sacrificios, y hacer daño y matar a las personas.
Esa ley se había hecho vieja y deteriorada, porque había sido cambiada en mentira por la pluma mentirosa de los escribas (Jeremías 8:8. Por eso Jesús vino a revelarnos la ley que Dios había dado verdaderamente a Moisés y al pueblo de Israel.