Jesucristo señaló claramente la condición pecaminosa del ser humano durante su ministerio (Juan 8:24). Si la vida del "cristiano" dependiese exclusivamente de "practicar el evangelio", la fe del mismo sería vana porque sus obras prueban lo contrario (2 Corintios 5:14-15; Santiago 2:17): no se trata de transcribir textos bíblicos, sino de aportar razones de peso y modo de vida similar a Cristo que concuerden con su firme convicción sobre lo que se profesa.
Finalmente, la misma Biblia expone tácitamente razonamientos válidos y fáciles de comprender. Por ejemplo, en Mateo 5:5 leemos lo siguiente: "Felices son los de genio apacible..." ¿Por qué? "... puesto que ellos heredarán la Tierra (razonamiento)".