¿Qué sentido tiene hablar del cielo, cuando nadie ni puede imaginar semejante superstición?

De la misma manera que no hay lugar físico en el Universo que exista el infierno, no hay la contraparte de este delirio, el otro delirio llamado cielo.

El cielo es un invento, otra superstición creada para generar miedos irracionales a las masas brutas que ciegamente aceptan lo que otros han escrito, sin comprender que son delirios, son fantasías, irracionalidades que nada tienen que ver la realidad creada por Dios.

Nadie irá al infierno, y nadie irá al cielo...ambos conceptos son supersticiones inventadas por delincuentes que inventaron la religión.

Dios creó TODO EL UNIVERSO... el bien y el mal son conceptos relativos, no absolutos. Matar a alguien no es un pecado absoluto, no es un mal absoluto, pero sin motivos algunos, sin reales motivos de defensa legítima, sin otra opción, matar a alguien es crear una MALA REACCIÓN RELATIVA que quien la lleva a cabo la deberá sufrir, en esta vida o en futuras vidas... nadie, ninguno de nosotros, ninguna entidad de este universo puede escapar a la LEY DIVINA DE DIOS, UNIVERSAL, DE LA ACCIÓN Y REACCIÓN.

Pero cometer daños relativos, lastimar a otros, dañar a otros con intenciones de dominio (como hacen los religiosos, los políticos, empresarios, sindicalistas, etc) es un hecho real en este universo del relativismo, aunque no absoluto, pero tiene existencia...y como todo, quien las hace las tendrá que pagar tarde o temprano. Nadie, por más que le llore o implore a Dios podrá escapar de su ley absoluta: acción y reacción.


Y para comprender más la creación de Dios debemos liberarnos de fantasías, irrealidades creadas por oportunistas, como son los conceptos supersticiosos de infierno y cielo.

No existen, no hay lugar en el universo donde estén el infierno y el cielo, ya que TODO HA SIDO CREADO POR DIOS, y en TODO EXISTE DIOS, EN TODO PODEMOS ENCONTRAR A DIOS, solo depende del esfuerzo de sentir y ver a Dios en todo... sólo ese es el método, la forma de llevar a cabo una verdadera vida espiritual, tratando de sentir y ver a Dios en todo y todos.