Hablemos de países civilizados: los doctores respetan el derecho del paciente a decidir qué medicación acepta o no, y el derecho de los padres a elegir que medicación escoger para sus hijos o no, y el derecho a ser respetado por las decisiones de creencias y prácticas religiosas. Lo que hace un gobierno cuya base es deplorable no es referente para nadie; los inicuos no tienen ningún derecho a dar clases de moral o ética alguna. Y eso aplica para los antitestigos desbocados y llenos de odio, con tanta maldad interna que no sé cómo no explotan o se queman de combustión interna.