Las leyes del viejo testamento se hicieron viejas y se convirtieron en pacto de muerte y de esclavitud porque estaban deterioradas... Ya no enseñaban los verdaderos mandamientos que Dios había dado a los hombres en el principio...
El verdadero pacto dado por Dios desde el principio nunca se hace viejo ni es pacto de muerte ni de esclavitud... Siempre es nuevo, por eso se le llama "NUEVO PACTO"... Y ES QUE LOS VERDADEROS MANDAMIENTOS DE JESUCRISTO son la estrella que nace cada mañana y nos calienta y nos da vida...
El verdadero pacto de Dios fue dado desde el principio y es para siempre (los mandamientos del Evangelio)... Las leyes de muerte y de esclavitud del viejo testamento son una ley intermedia que había sido corrompida por los hombres, por eso Jesucristo la abolió...
La Ley y los mandamientos de Dios fueron cambiados por los escribas, como nos dicen los profetas Jeremías e Isaías. Entonces, fueron los escribas antiguos después de Moisés los que cambiaron los mandamientos de Dios y de esta forma el viejo testamento en tiempos de Jesucristo estaba cargado de preceptos y tradiciones de hombres. Los profetas nos dicen:
"...mi pueblo no conoce el juicio de Yavé. ¿Cómo decís: Nosotros somos sabios, y la ley de Yavé está con nosotros? Ciertamente la ha cambiado en mentira la pluma mentirosa de los escribas" (Jeremías 8:7-9).
"Así ha dicho Yavé el Señor: Esta es Jerusalén; la puse en medio de las naciones y de las tierras alrededor de ella. Y ella cambió mis decretos y mis ordenanzas en impiedad más que las naciones, y más que las tierras que están alrededor de ella; porque desecharon mis decretos y mis mandamientos, y no anduvieron en ellos". (Ezequiel 5:5-6)
"Y la tierra se contaminó bajo sus moradores; porque traspasaron las leyes, cambiaron los mandamientos, quebrantaron el pacto sempiterno" (Isaías 24:5-6).
Y Jesucristo, recordando las palabras del profeta Isaías, también les dijo a los escribas y fariseos que estaban enseñando mandamientos de hombres:
"Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, cuando dijo:
Este pueblo de labios me honra;
Mas su corazón está lejos de mí.
Pues en vano me honran,
Enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres". (Mateo 15,7-9