Cristo murió una vez para siempre
respecto a pecados,
un justo por injustos (1 Ped. 3:18)
.

Como somos pecadores, desde que nacemos estamos condenados a morir
(Rom. 5:12).

Pero, en una enorme muestra de amor,
Jehová envió a su Hijo a la Tierra para que muriera por nosotros
(Heb. 2:9).

Ese sacrificio acabará con la muerte
y nos permitirá vivir toda una eternidad
(Is. 25:7, 8; 1 Cor. 15:22, 26).

Así es, todos los que tengan fe en Jesús
podrán vivir en paz y felicidad por la eternidad,
ya sea en el cielo gobernando con él, o en la Tierra,
gobernados por el Reino
(Rom. 6:23; Rev. 5:9, 10).

¿Qué otras cosas incluye el regalo que nos ha hecho Dios?
El regalo que nos ha hecho Dios
incluye también la desaparición de las enfermedades,
la transformación de la Tierra en un paraíso
y la resurrección de los muertos
(Is. 33:24; 35:5, 6; Juan 5:28, 29).

No cabe duda: tenemos
razones de sobra para querer
a Jehová y a Jesús por tan maravilloso regalo
(2 Cor. 9:15)