PARA entender por qué ha permitido Dios el sufrimiento,
y lo que hará respecto a él,
tenemos que comprender cómo nos hizo.
Él nos creó con más que sencillamente
un cuerpo y un cerebro.
También nos creó con cualidades mentales
y emocionales de índole especial.


Una parte clave de nuestra constitución
mental y emocional es el libre albedrío.

Sí, Dios implantó en nosotros la facultad de libertad de selección.
Esto ciertamente fue un maravilloso don de su parte.