La soltería no es obligatoria



Sin duda, el espíritu santo de Jehová guió a Pablo cuando dio este consejo. La manera como trata el tema del celibato y el matrimonio manifiesta, en conjunto, equilibrio y mesura. No*hace de él una cuestión de fidelidad o infidelidad, sino que, más bien, lo deja a elección propia, inclinando la balanza en favor de la soltería para quienes son capaces de mantenerse castos en dicho estado.

Inmediatamente después de sostener que
“es bueno que el hombre no toque mujer”,
Pablo añadió:
“No obstante, a causa de la ocurrencia común de la fornicación, que cada hombre tenga su propia esposa y que cada mujer tenga su propio esposo”.
(1 Corintios 7:1, 2.)

Tras aconsejar a las personas viudas y solteras a ‘permanecer así como él’, se apresuró a agregar:
“Pero si no tienen autodominio, cásense, porque mejor es casarse que estar encendidos de pasión”. (1 Corintios 7:8, 9.)

Asimismo su recomendación a los viudos fue: “Deja de buscar esposa. Pero aunque te casaras, no cometerías ningún pecado”. (1 Corintios 7:27, 28.)
Este equilibrado consejo refleja libertad de elección.