¿Es admisible el hipnotismo para los cristianos?

El punto de vista bíblico

¿Es admisible el hipnotismo para los cristianos?

“No debería hallarse en ti nadie que [...] ate a otros con maleficio.” (DEUTERONOMIO 18:10, 11.)

EL HIPNOTISMO ha sido tema de muchos debates y controversias, al grado que ni a los especialistas en la materia se les hace fácil definirlo.* En general se acepta que la hipnosis constituye un estado alterado de la conciencia, o un trance. Sin embargo, lo que a la mayoría de la gente le interesa no es tanto qué es, sino qué logra.

En los últimos años se ha vuelto común en ciertos países que los profesionales de la salud recomienden la terapia de la hipnosis. Por ejemplo, la revista Psychology Today afirma: “La hipnoterapia puede calmar las jaquecas, aliviar los dolores de parto, ayudar a dejar el tabaco, sustituir la anestesia y mejorar los hábitos de estudio, todo eso sin efectos secundarios”. Por otro lado, para muchas personas el hipnotismo tiene conexión con el espiritismo y las artes ocultas.

¿Cuál es el punto de vista bíblico sobre el hipnotismo? Desde luego, la Biblia no es un libro de medicina ni toca directamente este tema, pero los principios que contiene nos ayudarán a determinar cómo ve Dios el asunto.

¿Existe conexión entre el hipnotismo y el ocultismo?

¿Es puro fruto de la imaginación aseverar que el hipnotismo está vinculado a las ciencias ocultas? Tal vez algunas películas y novelas fantasiosas hayan avivado la idea, pero la conexión entre la hipnosis y el espiritismo es muy real. La Encyclopedia of Occultism and Parapsychology dice del hipnotismo: “Su historia está estrechamente unida al ocultismo”. El trance religioso, que suele considerarse una forma de hipnosis, ha formado parte de la hechicería y de la magia durante siglos. Además, los sacerdotes egipcios y griegos de la antigüedad hacían que las personas entraran en una especie de trance hipnótico cuando intentaban curarlas en el nombre de sus dioses falsos.

La citada enciclopedia comenta también: “Aun hoy día, muchos fenómenos hipnóticos se catalogan como ‘espiritistas’”. Y aunque resulte difícil determinar hasta qué grado las distintas formas de hipnotismo pudieran estar relacionadas con las artes ocultas, el hecho es que Dios condena con claridad toda forma de espiritismo (Deuteronomio 18:9-12; Revelación [Apocalipsis] 21:8). Por tanto, el cristiano no puede hacer caso omiso de los aspectos claramente antibíblicos de la hipnosis.

Efecto en la conducta

¿Qué puede decirse de su efecto sobre la mente y la conducta? ¿Existen riesgos? Una preocupación válida es que la persona hipnotizada pudiera tener muy poco control de sus actos, factor que aprovechan los hipnotizadores del mundo del espectáculo para lograr que los voluntarios hagan cosas que normalmente no harían, incluso que parezcan estar borrachos.

Sobre tales sesiones públicas de hipnosis, The Encyclopedia Americana señala: “El sujeto hipnotizado pudiera responder más fácilmente a cualquier instrucción —incluso a instrucciones veladas—, ser más propenso a dejarse llevar por impulsos que usualmente se hallan reprimidos y sentir que se ha eliminado toda restricción social y personal de su conducta”. La Collier’s Encyclopedia afirma: “El individuo hipnotizado experimenta una concentración total de sus facultades que lo hace sumamente atento y obediente a las órdenes del hipnotizador”.

¿Le parece inofensivo? ¿Sería prudente que un cristiano dejara que otros influyeran en su mente por medio de la sugestión hipnótica? Eso iría en contra de la exhortación del apóstol Pablo: “Presenten sus cuerpos como sacrificio vivo, santo, acepto a Dios, un servicio sagrado con su facultad de raciocinio. Y cesen de amoldarse a este sistema de cosas; más bien, transfórmense rehaciendo su mente, para que prueben para ustedes mismos lo que es la buena y la acepta y la perfecta voluntad de Dios” (Romanos 12:1, 2).

¿Podría un cristiano tener “una buena conciencia” si se dejara llevar a un estado en el que no tuviera control absoluto de sus pensamientos, de sus deseos y ni siquiera de sus actos? (1 Pedro 3:16.) La Biblia exhorta: “Que cada uno de ustedes sepa tomar posesión de su propio vaso en santificación y honra” (1 Tesalonicenses 4:4). Es obvio que la hipnosis dificultaría la aplicación de ese consejo.

La esperanza de salud perfecta

En vista de los principios bíblicos mencionados, los testigos de Jehová evitan métodos que recurran a la hipnosis o a la autohipnosis, pues obedecen el mandato recogido en Deuteronomio 18:10, 11: “No debería hallarse en ti nadie que [...] ate a otros con maleficio”. Para quienes sufren problemas de salud existen muchos otros tratamientos que no exponen a la persona a los peligros del ocultismo ni dejan su mente a merced de la voluntad de otros.

Al mantenerse limpios de prácticas contrarias a los principios de la Biblia, los cristianos pueden abrigar la esperanza de vivir para siempre en el justo nuevo mundo de Dios, en el que la humanidad gozará de perfecta salud física y mental, sin tener que recurrir al hipnotismo (Revelación 21:3, 4).


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