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¿QUÉ ES LA ABOMINACIÓN DE LA DESOLACIÓN?...

EL PROFETA DANIEL NOS HABLÓ DE LAS GUERRAS DE LOS TIEMPOS DEL FIN Y DE LA ABOMINACIÓN DE LA DESOLACIÓN. ¿QUÉ ES LA ABOMINACIÓN DE LA DESOLACIÓN?...

La abominación de la desolación es poner lo que es malo en el lugar de lo que es bueno... Es poner las leyes sin misericordia de los hombres en el lugar de las verdaderas y misericordiosas leyes de Dios.

El profeta Daniel tuvo la visión de las guerras entre el Rey del norte y el Rey del sur... Reinos que en los tiempos del fin llegarían a dominar en el mundo. El reino del norte pasarían a ser los pueblos de Europa y los pueblos dominados por la raza europea (America y otros países)... Y el rey del sur pasarían a ser los pueblos enfrentados al rey del norte (mahometanos, hinduistas, budistas y otros pueblos que no quieren ser dominados por los reinos del norte).

El profeta Daniel (varios siglos antes de Jesucristo), hablando del rey del norte, nos dice que estos reinos se levantarán con sus ejércitos y profanarán el santuario (los mandamientos del Evangelio). Despreciarán el continuo sacrificio de Jesucristo y, en su lugar, pondrán la abominación desoladora, que serán todas las leyes de los hombres y sus religiones destinadas a acabar con las verdaderas enseñanzas y mandamientos del Evangelio.

El profeta Daniel, escribiendo sobre el rey del norte y la abominación de la desolación, así dejó escrito:
"y hará según su voluntad; volverá, pues, y se entenderá con los que abandonen el santo pacto.
Y se levantarán de su parte tropas que profanarán el santuario y la fortaleza, y quitarán el continuo sacrificio, y pondrán la abominación desoladora.
Con lisonjas seducirá a los violadores del pacto; mas el pueblo que conoce a su Dios se esforzará y actuará.
Y los sabios del pueblo instruirán a muchos; y por algunos días caerán a espada y a fuego, en cautividad y despojo
". (Daniel 11:30-33).

El profeta Daniel nos habla de las conquistas del rey del norte y cómo doblegará a los pueblos por la fuerza de las armas:

"Del Dios de sus padres no hará caso, ni del amor de las mujeres; ni respetará a dios alguno, porque sobre todo se engrandecerá.
Mas honrará en su lugar al dios de las fortalezas, dios que sus padres no conocieron; lo honrará con oro y plata, con piedras preciosas y con cosas de gran precio.
Con un dios ajeno se hará de las fortalezas más inexpugnables, y colmará de honores a los que le reconozcan, y por precio repartirá la tierra.
Pero al cabo del tiempo el rey del sur contenderá con él; y el rey del norte se levantará contra él como una tempestad, con carros y gente de a caballo, y muchas naves; y entrará por las tierras, e inundará, y pasará
". (Daniel
11:37-40)

Estas cosas dejó escritas el profeta Daniel. La abominación de la desolación en el lugar santo es enseñar que no tenemos que guardar la Ley de Jesucristo (los mandamientos que Jesucristo nos enseña en el Evangelio). Cuando Jesucristo profetizó el fin del mundo, Él ya nos advirtió que habría muchos que no guardarían sus mandamientos, pues dijo se multiplicarían los infractores de la Ley. Jesucristo, recordando las escrituras del profeta Daniel que nos hablan de la abominación de la desolación así nos dijo:

"Y por haberse multiplicado la infracción de la Ley, el amor de muchos se enfriará. Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo. Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin. Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (el que lee, entienda), entonces los que estén en Judea, huyan a los montes. El que esté en la azotea, no descienda para tomar algo de su casa; y el que esté en el campo, no vuelva atrás para tomar su capa" (Mateo 24:11-18.)

La abominación de la desolación en el lugar santo es enseñar que no tenemos que guardar ni las enseñanzas
de Jesucristo ni su Ley (los misericordiosos mandamientos que Jesucristo nos enseña en el Evangelio). Y como hemos visto en esta cita anterior, cuando Jesucristo profetizó el fin del mundo, Él ya nos advirtió que habría muchos que no guardarían sus mandamientos, pues dijo que el amor de muchos se enfriaría "Y por haberse multiplicado la infracción de la Ley, el amor de muchos se enfriará".

"cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (el que lee, entienda), entonces los que estén en Judea, huyan a los montes".

"Mas ¡ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días!
Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno ni en día de reposo;
porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá.
Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados".
(Mateo 24:19)

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El Pacto Santo, que es el Evangelio de Jesucristo, mandaba paz y amor entre los pueblos; el Señor había mandado que los cristianos no levantaran la espada contra sus prójimos. Los emperadores de Roma nunca estuvieron de acuerdo con esta enseñanza y, desobedeciendo la enseñanza de Jesucristo, hicieron todo lo contrario de lo que manda el Evangelio, pues nos dice la escritura de Daniel que:

"hará según su voluntad; volverá, pues, y se entenderá con los que abandonen el santo pacto"...

Los poderosos de Roma de la Edad Media, para hacer la guerra contra los pueblos mahometanos que les amenazaban, decidieron dejar ahogada la enseñanza de Jesucristo, hicieron sus propias leyes religiosas para poder castigar y matar a los que se les oponían y para poder hacer la guerra:

"Y se levantarán de su parte tropas que profanarán el santuario y la fortaleza, y quitarán el continuo sacrificio,"... El continuo sacrificio que quitaron estos poderosos fue el Ejemplo de Jesucristo, que perdonó a los que le crucificaron..., esto es, aquellos poderosos dictadores se volvieron de nuevo a las leyes del viejo testamento del "ojo por ojo y diente por diente" y otras leyes de muerte y de esclavitud que habían vivido los judíos antes de Jesucristo.

"y pondrán la abominación desoladora"... La abominación de la desolación que pusieron estos emperadores guerreros del imperio romano fue volver a imponer como si fueran ley de Dios las leyes de matar a las personas, esclavizarlas y hacer la guerra... Todo esto se impuso por la fuerza de las armas desde que los emperadores dictadores de Roma dominaron sobre la religión y, a partir del 1332 aproximadamente (666 + 666 = 1332), así lo escribieron en sus leyes romanas.

El tiempo de la segunda Bestia había terminado en 1332 y comenzaba el tiempo de la Bestia del fin (los últimos 666 años) o el tiempo del gran anticristo, que nos llevarían a un tiempo muy próximo al año 1998. Si a este tiempo le sumamos los treinta años que Jesucristo tenía cuando comenzó a predicar, entonces todo acabaría muy cerca del año 2030. Pero, como nos dice Jesucristo, el día y la hora nadie los conoce, sólo Dios los conoce.


(Página de un cristiano)