[EL DIOS EMOTIVO, comentario 33]
Dado que la sagrada escritura no dice que los animales (u otros vivientes terrestres no humanos) fueran hechos a la imagen del Creador, sino sólo el hombre, tenemos un aliciente más para pensar que la similitud o semejanza entre Dios y el hombre debe radicar fundamentalmente en la “mente”. Por lo tanto, la mente humana y la divina tienen cosas en común, semejanzas o similitudes, según el Génesis. La mente del hombre, de acuerdo con esto, ha sido diseñada y construida por el Sumo Hacedor para que manifieste, por consiguiente, un parecido con la Suya. Esto, de por sí, constituye un gran privilegio; pero también, inevitablemente, una gran responsabilidad. ¿Qué responsabilidad?