EL DIOS EMOTIVO (COMENTARIO 24)
Si bien el actual evolucionismo tiende a presentar algunas fachadas de índole bioquímica, genética e informática (“virtual evolution”, por ejemplo), en realidad las viejas premisas darwinianas no han sido desechadas por completo y siguen abanderando con notable vehemencia el campo especulativo en el que se mueven la paleontología, la prehistoria y la antropología evolutiva (la única antropología oficial, prácticamente). Así, hoy día, en los libros escolares, se repiten con militante certidumbre las conjeturas que el propio Darwin lanzó de una manera menos dogmática. Se alecciona al colegial para que vea en su imaginación al ser humano ancestral en las cavernas o en sus primitivos asentamientos relativamente seguros, dirigiendo su ingenua mirada hacia el cielo con el objetivo de intentar entender los fenómenos celestes; pero haciéndolo con una mente tosca y poco desarrollada todavía. Entonces, se explica que, poco a poco, surgió el pensamiento racional y la bestia simiesca se transformó en un espécimen menos dominado por la tiranía de los instintos.