Cuando vi a los franceses que abandonaban el estadio en el que se pusieron dos bombas cantado la Marsellesa, no pude reprimir un sentimiento de envidia.
Mientras que eso pasaba en Francia, en mi país, los asquerosos de siempre, los marxistas de Podemos que buscan la muerte hasta debajo de las piedras, evitaban posicionarse contra los asesinos que tanto dolor han causado en Francia y que tanto dolor causan en medio mundo.
No es que el terror sea cuestión de religiones, es cuestión de la condición humana de todos los que odian la vida de los demás para imponer sus propios modos de salvajismo criminal.
Hoy me alegro por los bombardeos franceses y espero que todos los países amenazados por esta caterva de asquerosos asesinos, se pongan las pilas para no dejar ni uno sólo.

Ojalá esto sirva para unir a los europeos en un sentimiento común en defensa de la libertad y la vida. Ya no es una cuestión de miramientos, ya es una cuestión de defensa propia. Medios tenemos, sólo nos falta la voluntad de hacerlo y dejar atrás las estupideces y los buenismos que sólo llevan a ayudar a los criminales.

Si nos buscan, nos van a encontrar.