Septiembre de 1914. Bautismo de fuego


Carlos comenzó a trabajar en Teschen como oficial del Estado Mayor, bajo las órdenes del archiduque Federico de Prusia, Heredero del trono alemán y primogénitodel Kaiser. Allí encontró al general prusiano Ludendorff, que sería uno de los enemigos más acendrados de su política y su persona.
Logró que el emperador le diera el permiso para visitar las tropas que batallaban en primera línea. Eso le permitió conocer en directo las situaciones reales de las tropas, de la que informaba al Emperador cada vez que iba a Schömbrunn, donde vivían Zita y sus hijos, por expreso deseo de Francisco José.

El Zepelin alcanza Londres Enero 1915


Carlos recibió su bautismo de fuego el 10 de septiembre de 1914 en el frente oriental, en la batalla de Lemberg, que le proporcionó una experiencia directa del conflicto, estancado en una terrible “guerra de posiciones”, de la que carecieron los dirigentes políticos de su tiempo, en uno y otro bando. Durante ese mes se comprobó la debilidad del ejército austrohúngaro y el peso de la guerra recayó en Alemania.







Fueron apareciendo nuevas armas de guerra. En otoño la fundición Krupp comenzó a suministrar cañones con un campo de tiro de 360 grados, capaces de alcanzar a los dirigibles. Y se especulaba con un ataque sorpresa de zeppelines sobre Inglaterra.


Comenzaron los primeros ataques submarinos. Y el gobierno italiano, que deseaba sacar el mayor provecho posible a su neutralidad, empezó a tantear el terreno, mediante conversaciones con Alemania.






Se comprobó que las tropas austro-húngaras no estaban preparadas para afrontar aquel conflicto. Según Tapié, la mitad del ejército regular –mal pertrechado, tecnológicamente atrasado y con insuficientes recursos económicos– fue eliminada en los combates de 1914.