¿Los gobiernos están autorizados incluso para quitar la vida a los que cometen delitos graves? Por las palabras de 1*Pedro 4:15 hemos de concluir que así es. Allí, el apóstol dio esta exhortación a sus hermanos: “[COLOR="rgb(0, 100, 0)"]Que ninguno de ustedes sufra como asesino, o ladrón, o malhechor, o como entremetido en asuntos ajenos”[/COLOR]. ¿Te has fijado en la frase “que ninguno de ustedes sufra como asesino”? Pedro no*dio a entender que los gobiernos no*tenían derecho a hacer que un asesino sufriera por su delito; por el contrario, indicó que este podía recibir con justicia el debido castigo. ¿Podría incluir el castigo la pena de muerte?

Sí, como se desprende claramente de las palabras de Pablo en el capítulo*25 de Hechos. Acusado por los judíos de quebrantar su Ley, Pablo fue apresado por el comandante militar y enviado al gobernador romano con el siguiente informe, según Hechos 23:29: [COLOR="rgb(0, 100, 0)"]“Lo hallé acusado respecto de cuestiones de la Ley de ellos, pero sin tener cargo contra él de una sola cosa que mereciera muerte o cadenas”[/COLOR]. Al cabo de dos años compareció ante el gobernador Festo. Leemos en Hechos 25:8: “Pablo dijo en defensa: ‘Ni*contra la Ley de los judíos, ni*contra el templo, ni*contra César he cometido pecado alguno’”. Pero fijémonos ahora en lo que dijo tocante al castigo, incluida la pena de muerte, según los versículos*10 y*11:

“Pablo dijo: ‘Estoy de pie delante del tribunal de César, donde debo ser juzgado. No*he hecho ningún mal a los judíos, como tú también estás descubriendo bastante bien. Si, por una parte, realmente soy delincuente y he cometido algo que merece la muerte, no*ruego que se me exima de la muerte; por otra parte, si ninguna de las cosas de que estos me acusan existe, nadie puede entregarme a ellos a manera de favor. ¡Apelo a César!’”.
Pablo admitió ante la autoridad debidamente constituida que el César tenía derecho a penar a los delincuentes, incluso a ejecutarlos. No*objetó al castigo en su caso si se le hallaba culpable; tampoco dijo que el César sólo podía aplicar justamente la pena capital a los asesinos.

Como dices, Jesús predico el amor y buscaba el perdón de los arrepentidos, pero los que no se arrepentían para esos no había perdón alguno, de ahí que aquellos que cometieran barbaridades como asesinas impunemente a otros, no tienen perdón alguno.

(Mateo 26:52) Entonces Jesús le dijo: “Vuelve tu espada a su lugar, porque todos los que toman la espada perecerán por la espada.
(Génesis 9:6) Cualquiera que derrame la sangre del hombre, por el hombre será derramada su propia sangre, porque a la imagen de Dios hizo él al hombre.
(Revelación 13:10) Si alguno está para cautiverio, se va en cautiverio. Si alguno mata a espada, tiene que ser muerto a espada. Aquí está lo que significa el aguante y la fe de los santos.