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Tema: ..refutaciones al Darwinismo ...

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    Fecha de Ingreso
    18-junio-2011
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    Santa Cruz - Bolivia ...
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    Predeterminado ..refutaciones al Darwinismo ...

    El problema de los sistemas irreductiblemente complejos

    El científico Behe, explica que la vida a nivel celular no es meramente compleja sino que es “irreductiblemente compleja”. Lo explica de esta manera. Tomemos una ratonera. La trampa está compuesta de varias partes que deben funcionar juntas—la plataforma, el gancho para el cebo, el resorte y el alambre grueso que sirve de martillo. Cada componente es necesario. Si la trampa ha de funcionar correctamente, todas las partes tienen que estar integradas perfectamente y tener la fuerza necesaria para cumplir su finalidad. Una ratonera a medio hacer no es parcialmente funcional —simplemente no funciona.

    En un sistema complejo, todas las partes tendrían que desarrollarse simultáneamente. Aquí es donde radica el problema de la evolución, en que la teoría se basa sobre pequeñas mutaciones independientes que no tienen un plan diseñado. Pero la existencia misma de sistemas complejos, con elementos interdependientes, desafían la teoría con rotundidad. ¿Podría una actividad aleatoria e independiente, producir sistemas irreductiblemente complejos?

    En su libro, Behe describe en detalle la composición química de varios sistemas orgánicos complejos, incluyendo la coagulación de la sangre, el cilio, el flagelo y los sistemas inmunes. Cada sistema está relacionado entre sí con gran delicadeza y complejidad. Por cierto, estos sistemas son tan complejos que a la luz de nuestro conocimiento actual de la bioquímica, la teoría de la evolución llega a ser intelectualmente insostenible, por no decir imposible.

    El flagelo, por ejemplo, consiste de numerosas partes especializadas e interrelacionadas entre sí, que trabajan conjuntamente como una máquina en miniatura. Estas máquinas moleculares no tienen una explicación en el sistema Darwiniano. Behe da otra ilustración: una trampa para cazar animales en el bosque. La trampa sencilla consiste en un pequeño árbol que ha sido doblado hacia la tierra para crear un mecanismo de resorte. En la punta del árbol hay una soga que sirve para enganchar y ahorcar a la presa. Y hay un mecanismo sencillo sobre el suelo que activa la trampa cuando es pisada por algún animal. Si se encontrara uno en el bosque con una trampa parecida, tendría que llegar a la conclusión de que había sido diseñada inteligentemente y con un propósito, y no que era el resultado de un proceso casual.

    O considere el cerebro humano. El número total de conexiones en el cerebro humano es alrededor de mil millones. Nuestro cerebro, que pesa aproximadamente un kilo y medio, puede pensar, planear y contemplar todos los misterios del universo. La mente puede recordar el nombre de alguien que ha estado guardado en la memoria por 50 años. ¿Cómo podría la materia inanimada haber creado la mente humana? ¿Cómo podría el cerebro humano haber sido creado por la materia inerte sin la ayuda de alguna clase de inteligencia sobrenatural? Toda persona tiene la libertad de creer lo que quiera, pero nosotros proponemos que ni el sentido común, ni el análisis científico, apoyan la idea de que los sistemas complejos vivos se crearon a sí mismos de la nada a través de un proceso fortuito.
    El problema del comienzo de la vida

    Es notable el fracaso de los científicos en producir vida en una probeta. En los años 1960 hubo una gran agitación sobre esta posibilidad pero la siguiente cita expresa el estado actual en relación a este tema. Fue escrito por Klaus Dose, un bioquímico prominente que investiga en esta área:

    “Por más de 30 años los experimentos sobre el origen de la vida en las áreas de la evolución química y molecular sólo han logrado ofrecer una mejor percepción de la inmensidad del problema del origen de la vida sobre la Tierra pero nada en cuanto a una solución. Actualmente todas las discusiones en relación a las teorías principales y a experimentos en este campo, o terminan en la nada o en una confesión de ignorancia”.

    La ciencia moderna ha confirmado el principio de la biogénesis, o sea, que la vida solo puede surgir de otra vida.

    Con relación a la “sopa pre-biótica” de la que supuestamente surgió la vida, no existe razón para creer que existiera ni tampoco que la vida tienda a surgir aún cuando está presente una mezcla correcta de componentes químicos. La química moderna indica que, de hecho, los componentes orgánicos producidos en el mundo primitivo estarían expuestos a reacciones químicas que los harían inadecuados para producir vida. Como tal, la evidencia científica sigue aportando cada vez más pruebas en contra de la evolución.

    Pero la pregunta debe ser formulada, si los científicos pudieran producir vida en el laboratorio, ¿comprobaría eso la evolución o, probaría la importancia de la intervención inteligente? Nosotros proponemos que demostraría lo último. Por ahora, el mundo espera que los evolucionistas nos demuestren alguna evidencia a favor de su teoría.

    El problema de las mutaciones perjudiciales

    La evolución pone mucho peso en las mutaciones como el proceso por el que se producen mejoras en los organismos a través del azar. Pero la evidencia no apoya esto. En lugar de mejoras las mutaciones tienden a mostrar deterioro. Por cierto, el 99.99 por ciento de las mutaciones son perjudiciales, aún letales. Como Parker explica en su libro (14, páginas 95 a 104), casi todas las mutaciones que conocemos son identificadas por la enfermedad o anormalidad que producen, y no por sus beneficios. Por ejemplo, en los humanos la hemofilia es una mutación de un factor de la coagulación. La enfermedad de Tay-Sach es aparentemente provocada por una mutación en el gen que produce enzimas cruciales para la función cerebral.

    Por cierto, los seres humanos somos propensos a unos 3,500 desórdenes producidos por las mutaciones. La razón por la que no se revelan con más frecuencia es que tenemos dos conjuntos de genes y el conjunto bueno tiende a “cubrir” el malo.

    Casi el único ejemplo que se da para demostrar una mutación positiva lo es la anemia drepanocítica. Las personas que sufren anemia drepanocítica son resistentes a la malaria. Pero la anemia drepanocítica es una enfermedad; mata gente. Además, esta mutación no produce información genética que produzca nuevas especies. Por lo tanto es un ejemplo inadecuado para sostener la teoría de evolución.

    Las mutaciones dañinas son 1,000 veces más comunes que las buenas. Para creer que las mutaciones son el mecanismo para la evolución es comparable a decir que si uno se ubica frente a una máquina de rayos “x” por suficiente tiempo, ha de recibir beneficios positivos para su salud. O, si las mutaciones son sólo equivocaciones, se podría decir que la evolución es comparable a un mal mecanógrafo a quien se la ha asignado la tarea de copiar una novela barata pero termina produciendo por el azar una obra de Shakespeare. La probabilidad que los cambios casuales (por cualquiera que fuera la causa) en la genética sean beneficiosas a un organismo sería igual que decir que los cambios hechos al azar en el circuito de un televisor puedan crear un mejor aparato.

    Pierre Grasse, considerado el “decano de la zoología francesa” ha dicho que las mutaciones son “nada más que fluctuaciones hereditarias alrededor de un punto céntrico; un giro a la derecha, un giro a la izquierda, pero sin ningún efecto final en la evolución”. Además declara que “la mutaciones no son complementarias ni cumulativas”. Es decir, no conducen a nada. Aunque Grasse aún sigue buscando algún mecanismo adecuado para explicar la evolución, admite que la mutación-selección no lo es
    La evolución tiene que ver con la idea de que nuevos organismos se desarrollaron a través una mayor cantidad y calidad de información genética. Proponemos que pensar que las mutaciones podrían producir aún teóricamente una mayor cantidad y calidad de información genética se acerca a lo absurdo.
    Finalmente, se podría argumentar que la existencia misma de las mutaciones presupone un acto creativo. Pero las mutaciones sólo son cambios en los genes que ya existen. La mutación, entonces, es un resultado y no una causa.

    Phillip Johnson lo explica de esta forma: “La única razón para creer en el tipo y en la cantidad de mutaciones que se necesitan para sostener la evolución del tipo de ‘relojero ciego’, es el hecho que la teoría lo requiere”

    ...
    Última edición por intelectito; 11-mar.-2015 a las 21:40

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