En la web religiosa "laicos.antropo.es", que defiende un cristianismo para mi simpatico, filoizquierdista (y con una interesante biblioteca escaneada), he encontrado un articulo aparecido en El País hace unos meses. Se titula "Queridos ateos", su autor se llama Francis Spufford.

A falta de algo mejor que hacer escribo un par de cosas que me sugiere.

Empieza asi:

1. «Permítanme que venga a molestarles con un proyecto: el del respeto mutuo entre ateos y creyentes. Se apoya en un principio muy sencillo: ambos sostenemos una postura para la que, por definición, no hay pruebas. Nosotros creemos que existe un Dios y ustedes creen que no; cuando, en realidad nadie lo sabe, ni puede saberlo: no es una cuestión susceptible de ser probada.»
Debido quizas a la naturaleza del escrito (artículo en periodico) el autor no se extiende en explicar que entiende por "respeto mutuo". Si entiende que se respete el derecho a cada cual a organizar su vida privada de acuerdo a las creencias que mas le convenzan, evidentemente estoy de acuerdo. Pero aunque necesario y basico, ese es un respeto de corto alcance, ya que la vida privada no se puede desligar de la vida social: si vivimos en una "plesbicitocracia", buscaremos que la mayoria vote aquello que consideramos lo mejor, y eso no es el ateismo para los creyentes ni las religiones para los ateos. Es natural, entonces, que se presenten las propias convicciones como mejores, no como iguales a las contrarias, que seria lo respetuoso. El respeto, entonces, pasa por la admision de la critica y la deportividad en el perder.
El autor expone que la necesidad del respeto se basa en que ambos, ateos y teistas, son creyentes de algo indemostrable, como es la existencia o no existencia de Dios. Esta es un postulado que no admitiran facilmente muchos teistas ni algunos ateos. Ciertos teistas creen en la existencia de dios con la misma certeza que creen en la existencia de las fuentes del Nilo sin haber estado allí: para ellos las autoridades que lo afirman son suficiente "prueba".
El concepto de "prueba" es para mi el campo de batalla de un dialogo de sordos. Los ateos piden a los creyentes pruebas para todo, pero no admiten que los argumentos de los creyentes tengan valor probatorio. Evidente su concepto de "prueba" difiere del de los creyentes, quienes a su vez rechazan el valor probatorio" de los argumentos ateos.
Va de si que a mi, como ateo, no me convencen los argumentos deistas, asi que para mi no son pruebas. La razon de que no crea en ellos es de que puedo refutar de manera convincente para mi una parte de ellos. Si pruebo (insisto: para mi) que un suficiente numero de argumentos son falsos, ¿que otra conclusion me queda sino no creer que ese dios que se me argumenta exista? Se me dice que no puedo demostrarlo, pero es falso: desde el momento en que refuto sus argumentos, ya lo estoy probando.
Ahora bien, insisto, esa refutacion y esa prueba que me convencen a mi, no tienen un valor universal y, muy especialmente, es dudoso que convenza a ningun creyentes. Lo contrario tambien es cierto. La conclusion es que pedir "pruebas" lo considero un mal planteamiento y lo he sustituido por el otro mas realista: pedir argumentos. Es evidente que los teistas pueden argumentar que dios existe, y los ateos que dios no existe.
Se puede creer que si, se puede creer que no, "pero en realidad nadie lo sabe ni puede saberlo", dice el articulista. Creer y saber son otras dos palabras claves en el debate teismo-ateismo: se usan mucho, pero, ¿con que significado?
Realmente el autor no parece haber medido el acnce de esa afirmacion. Si nadie sabe si existe dios, ¿que hacen los creyentes sometiendose a mil y un mandato de tan penoso y dificil cumplimiento? De donde los han sacado y por que? El "no se si existe" es la afirmacion corriente de los agnosticos, y ni creen ni se inventan nada acerca de el. ¿Como pasan los creyentes del no saber al creer, no solo en dios, sino en una compleja moral y escatologia?
Se pueden establecer muchas sutilizas para diferenciar entre creer y saber, pero lo cierto es que son sinonimos a efectos practicos. Quien cree algo actua exactamente igual que si la supiera. Si yo creo que en un determinado camino hay un barranco, lo evitare exactamente igual que si lo se. Si creo que a dios le molesta que no lo amen, procurare amarlo igual que si tuviera la certeza total.
Quizas una diferencia entre creer y saber es que la creencia esta expuesta y abierta a la duda. La duda es la carcoma de las religiones: ha derrumbado muchas y continua su labor de zapa en las otras. Se dice que el saber mas fidedigno es el cientifico, pero el conocimiento cientifico tambien esta sometido a la duda cientifica (totalmente diferente de la duda o incredulidad de los creyentes). Desde este enfoque creer y saber es lo mismo.

2. «Puestas así las cosas, la posición natural, neutral y moderada sería el agnosticismo: un calmado, indiferente desconocimiento.»
El agnosticismo tiene poco de neutral. Veamos las cosas asi: Los creyentes afirman que su dios existe; los ateos se niegan a creer esa afirmacion. No es cierto que los agnosticos (en general) le den el beneficio de la duda, no: los agnosticos lo niegan exactamente igual que los ateos. Los agnosticos (en general) dicen: "No hay pruebas para afirmar o negar la existencia de Dios". Eso, bien entendido, significa que ni los argumentos teistas ni los ateos los convencen.
Ahora bien, los argumentos ateos siempre son contraargumentos a los teistas: si ni unos ni otros los convencen, la duda agnostica, ¿a que se aplica? No a los dioses de las religiones, a los que niegan (en general), sino a una idea de dios que ellos, los agnosticos, cada agnostico, se ha forjado en su mente, que suele ser (segun mi percepcion) el dios deista, es decir, un dios de un solo atributo, el de creador. Pero el origen del universo es un asunto cientifico, que no tienen nada que ver con el ateismo o el teismo.
Tampoco puede decirse que el agnosticismo sea indiferente, al contrario, es, como el ateismo, una reaccion, un antidoto contra la urticaria del teismo. La indiferencia es el estado natural de los creyentes tibios, los bienaventurados herederos del reino de dios en la tierra.