Todos hemos visto con frecuencia a parejas masculinas birraciales de jóvenes bien vestidos y limpios, con corbata, recorriendo las calles y los campos con una mochila en la espalda. Son los misioneros mormones llevando su Fe hasta los lugares más remotos e incómodos.

Cuando hablamos de la modernización de las religiones, destaca en primer término la Iglesia de los Santos de los Últimos Días, conocidos popularmente como mormones.

http://es.wikipedia.org/wiki/Movimie...imos_D%C3%ADas

Su teología es pobre y tal vez deleznable. Son cristianos bíblicos, pero bastante diferentes a los demás. Su fundador, Joseph Smith no era precisamente un santo, pero debió tener gran poder de convencimiento, al extremo de llevar consigo a cientos de familias a lo que al principio no era más que una aventura religiosa, una secta en todo el sentido de la palabra.

http://es.wikipedia.org/wiki/Joseph_Smith

Sus principios teológicos son patéticos: un arcángel (Gabriel) que autoriza lo inimaginable a Joseph Smith; la creencia de que los cercanos a Dios son rubios y que los morenos lo son por pecadores; que son la tribu perdida de Israel; que permiten la poligamia para aumentar la población de justos; un libro ad hoc paralelo y complementario al Antiguo Testamento y al Nuevo Testamento, llamado El Libro de Mormón; etc.

Todo esto suena horrible, excepto su plasticidad religiosa y moral.

Para empezar, son los mejor portados de todos los cristianos, porque suponen que Jesús puede aparecer en cualquier instante, y quien haya cometido pecados la paga en el infierno inmediatamente. No hay confesiones ni arrepentimientos.

Cuando el racismo, por ahí de 1960, les resultó contraproducente, lo dejaron atrás: hoy es posiblemente la iglesia más multirracial que existe.

Cuando la poligamia generó enorme controversia e incluso una intervención militar en Salt Lake City, se olvidaron del asunto (excepto los radicales, que los hay en todas partes).

Su Zions Bank presta dinero sin intereses a los mormones.

http://en.wikipedia.org/wiki/Zions_Bank

Para ellos, uno de los más grandes pecados es la pobreza, así que todo mormón tiene la obligación de capitalizar y ayudar a otros a salir adelante.

Pero el peor de los pecados es no pagar las deudas adquiridas una vez logrado el éxito.

Sus dirigentes (equivalentes a los Papas católicos) son elegidos por su éxito empresarial. Con esto garantizan que mentes triunfadoras capitalistas administren su creciente riqueza.

Su sede en Salt Lake City (Utah, EUA) es una maravilla de ciudad, con todos los servicios urbanos de primera.

Sus templos son ricos y perfectamente mantenidos. Los tenemos en todas las ciudades grandes o pequeñas del planeta.

Los mormones hombres tiene la obligación de hacer servicio social durante dos años fuera de su país, a modo de misioneros, mientras que las mujeres lo hacen localmente con funciones propias de su género.

Toda esta estrategia, sumada a su plasticidad mental, ha hecho de esta religión algo sensacional. No sabemos a dónde van a llegar, porque sus consejos de administración asumirán lo que sea necesario para seguir avanzando en su particular cristianismo.

Viví con ellos un par de semanas. Me trataron muy bien, obviamente tratando de convencerme. No lo lograron, pero me dejaron una excelente impresión, excepto por lo que ya mencioné: una teología bastante deleznable que, afortunadamente, ya todos ignoran.