Ya que adoptamos esta definición como la idónea para describir a la clase de personas que ¿somos?; podrás darte cuenta de que estamos hablando de gente que solo puede convivir en un lugar - digamos que como el bar ese que mencionaste, efectivamente sacado del mundillo de Harry Haller -. Imagínatelo, un bar así con o sin blue demons; lleno de parroquianos intentando arrancarse su propia y esclavizante mandrágora.
Pero aquella Armanda era, como la Amanda de Victor Jara, un ser que iluminaba un mundo sombrío. Entonces si tu te identificaste con élla, deberías ser como ella entonces, creo yo. Y me pregunto luego ¿cual es el lobo estepario al cual rescatas o en su caso, devuelves a su estepa desierta y dolorosa?.
Pero esoy obligado a ser razonable, razonante y observador; y veo que hay una cosa en común entre esos parroquianos: Que son gente de mente brillante, de un orgullo a toda prueba (de hecho, ese orgullo es quiza la raíz de su mal). Gente que tiene una dignidad y un orgullo impropios para su condición física, y no me preguntes porqué, aunque lo responda en el siguiente párrafo.
Evidentemente Violeta Parra no era una belleza física, y es casi seguro que se enamoró de un hombre al cual ella no le agradó en demasía. Pero ella dejó (en los terminos que tu planteaste) arraigar esa mandrágora del amor. Y entonces el despecho y el orgullo, como es el caso de todos los parroquianos de ese bar, comenzaron su lucha formal ante el amor, ante la mandrágora.
cada uno de ellos, los parroquianos, escribirá su propia historia y tendrá sus propias y personales consecuencias.
Mas o menos a la misma edad que mencionaste, yo me encontré con el "Pedro Páramo" de Juan Rulfo; y me enseñó a amar como él y luego también me mostró como, muy a su manera, el no cometió la ¿estupidéz? de intentar arrancar su mandrágora, sino que mas bien le puso tierra, agua, abono amoroso y se puso a un lado y de frente para retar a y luchar contra quien fuese que se interpusiera entre el y su planta. Y vaya que luchó, y derramó sangre y con esa sangre alimentó también a su planta; y murió al fin, luego de que su planta también se marchitó para siempre.
Esa parte yo ya no la aprendí, pues mi manera de "no estar para resignaciones" era muy diferente a la de él.
Así las cosas, Amanda.
Quizá algún dia me convides a ese bar, yo también creí en él cuando igual leí el deambular de Haller. Y digo convides porque yo si que estoy escaso de dinero, y aquí debería decir "no tengo ni en que caerme muerto", lo cual es una evidente mentira pues todos tenemos el suelo para hacerlo.
Sería un caso especial, pues conocerías al unico ser que ha dejado arraigar no solo una, sino varias mandrágoras; y que ha convertido todo eso en diversos seres, uno para cada una de ellas; sin que por ello haya terminado por extraviarse... aún.