En física se define a la materia por sus interacciones: la totalidad material (partículas, energía, vacío físico, espacio y tiempo) es todo y sólo aquello que puede tener interacción por alguna de las cuatro fuerzas: gravitatoria, electromagnética, nuclear fuerte y nuclear débil. Cualquier otro significado que se dé a la palabra materia debe justificarse por alguna descripción de actividad comprobable experimentalmente: no pueden incluirse en ese concepto otras propiedades más o menos arbitrarias para resolver cualquier dificultad en otros campos, o caeríamos en una utilización irracional del lenguaje.

La física (limitada a la descripción de la actividad de la materia en sus aspectos cuantitativos y experimentales) no puede decir nada que afecte al contenido de la teología, que nos habla de la realidad inmaterial de Dios y de sus planes para el hombre.

La física reconoce sólo cuatro interacciones (fuerzas) y define la materia por su capacidad de actuar por alguna de ellas:

.- La gravedad da lugar solamente a procesos de contracción de la materia en astros de diversos tamaños, así como a sus movimientos en órbitas calculables con gran exactitud y a la producción de ondas gravitatorias, aunque éstas sólo se infieren en sistemas estelares y no se han podido detectar directamente.

.- Las fuerzas nucleares mantienen unidas a las partículas pesadas del núcleo atómico o transforman unas partículas en otras, y tienen un alcance tan reducido que solamente son efectivas en radios de acción menores que el diámetro nuclear.

.- La fuerza electromagnética explica las atracciones y repulsiones responsables de la aparente impenetrabilidad de la materia, de su dureza y elasticidad, de la química y la estructura de cristales o tejidos vivientes. Explica también la existencia y propagación de ondas aun en el vacío físico, desde ondas de radio a rayos gamma, incluyendo la luz visible; también la existencia de lo que llamamos campos eléctricos y magnéticos: modificaciones de las propiedades del espacio que influyen en la trayectoria de partículas con carga eléctrica. Es sin duda la fuerza de máxima variedad de efectos, y la que interviene en las funciones vitales, desde la actividad sensorial hasta la estructura del ADN.

No entra en el campo de la ciencia demostrar la existencia de Dios o negarla, tampoco puede la física responder a preguntas sobre la razón suficiente de que exista el universo, ni acerca de su finalidad porque no hay comprobación experimental posible, ni tiene expresión cuantitativa en una medida o fórmula matemática).

De la misma manera, la teología tampoco puede aclarar conceptos como la estructura y actividad de la materia a ningún nivel, porque no es su objeto de estudio.

Así, se puede afirmar que ciencia y fe son dos maneras limitadas y complementarias de conocer la realidad total de Dios, del universo y del hombre.